jueves, 28 de enero de 2010

Las cenizas del nido. Ricardo Bellveser


Las cenizas del nido de Ricardo Bellveser obtuvo el XIX Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma. Es un poemario donde el autor echa la mirada hacia atrás para visualizar un pasado que está intacto en la memoria, un pasado en la casa de los padres, ese lugar donde todos hemos sentido y vivido las primeras importantes emociones de nuestra vida.
Y ahí recuerda él con una madura serenidad las estancias de ese hogar, los muebles, los juegos de la infancia y sus fantasías, los libros...Pero ha llegado el momento de dar carpetazo porque ya nadie vive en esa casa. Y con esa sensación de tener que pasar página Ricardo Bellveser expresa en el poema "Lo que quedaba de ellos" sentimientos como estos: "Le he dado un hachazo a mi vida. Nunca más podré regresar aquí, a este lugar donde aguardaban las respuestas a todas las preguntas y se conservaban impecables las certezas del pasado, sobre nosotros y sobre el todo." Y más adelante dice: "Poner fin a esta casa, vaciarla para que la ocupen otros, reordena el mundo porque me hace comprender que sólo eran paredes que el sueño coloreaba". Interesante visión que nos da a entender que somos nosotros quienes coloreamos el mundo, quienes le damos forma y medida. Pero también hay cierto halo de tristeza cuando al final de ese mismo poema dice: "Lo he tirado todo, me he deshecho de tanto recuerdo, porque tal y como están las cosas, empiezo a barruntar que de verdad, sólo me queda una sombra de futuro". Y es que cuando nuestros padres nos faltan y ya los años doblan a la juventud una especie de vacío nos hace barruntar que pronto esos viejos que se han ido seremos nosotros.
El poemario comienza tras este poema mencionado anteriormente con una primera parte titulada "Fugit Prima". Aquí el autor continúa su poemario en el mismo tono evocativo de la casa de los padres, de la casa de sus vivencias, mientras se van desalojando las habitaciones. He aquí un poema a modo de ejemplo.

LA HABITACIÓN VACÍA

Qué vacío todo,
qué noche, la noche.


La habitación al vaciarse
ha cambiado de tamaño.
Parece más pequeña,
la ventana más alta
y la puerta se ha desplazado.
El techo es más bajo,
la lámpara huérfana,
duda entre encenderse
o estallar.

Este espacio hospedó
una larga agonía
y presenció la muerte,
tras un suspiro espeso
que vino de muy atrás,
se engendró en la caverna
de los labios de donde
brotó la noche.

El hombre no es la medida
de las cosas, es quien
nos da la medida.

La segunda parte del libro titulada Fugit Secunda, Bellveser abunda en el tema de la vejez, tal vez porque se ve allí en el futuro, tal vez porque como dice en el último poema titulado "Mensaje en la botella". "He de escribir un mensaje en un papel, / meterlo luego en una botella y tirarlo / a un contenedor para que se lo lleve / el camión de la basura a la hora del reparto / y flote en la inmensidad del estercolero, / a la búsqueda de otro aturdido náufrago / o se quede allí, en el océano de los restos."
Las cenizas del nido es un libro que nos remite a esa sensación que muchas veces tenemos de que la vida no tiene ningún sentido, y que lo único que permanece en nosotros es el recuerdo de lo que se ha vivido en un momento de esplendor y de belleza.

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