domingo, 28 de febrero de 2010

Entrevista a Pilar Sanabria

La poeta Pilar Sanabria tiene una generosa actitud en la sonrisa, una inteligencia natural en los ojos y una poderosa fuerza en la voz que le lleva a ser ella misma.
Hoy me encuentro en su casa donde me recibe amablemente dispuesta a concederme una entrevista para Paraninfo Poético.

FSM.- Buenas tardes, Pilar. Tú tienes ya una obra poética avalada por un importante número de libros publicados. Y me gustaría saber cómo empezaste dentro del campo de la poesía, cómo empezó a interesarte el mundo poético y cómo fueron tus comienzos en el tema de la publicación.
PS.- A mí el mundo de la poesía me empezó a interesar desde pequeña, desde siempre. Sobre todo yo tomo conciencia de la poesía con 15 ó 16 años cuando descubro la poesía de Miguel Hernández con la Elegía de Ramón Sijé, que para mí fue impactante. Bueno, yo ya escribía pues los típicos versos de adolescencia, incluso de niñez, de los que tenía esa influencia de poetas románticos que me gustaban mucho como Bécquer o Rosalía de Castro. Ahí empieza un poco mi andadura en la poesía. Luego ya un poco más en serio con 18 ó 19 años empiezo a trabar contacto con grupos poéticos en Madrid. Allí mismo creo un grupo poético y ponemos en marcha una revista, todo con cierta continuidad, tertulias en el Café Gijón, en el Café Lyon, en el Café Central de Madrid. Allí empiezo a tomar contacto poco a poco con la poesía que se hacía en aquella época. Estamos hablando del principio de los años 80. Descubro La nueva sentimentalidad, la poesía de vanguardia que empieza a aparecer en aquella época y que rompe un poco con la poesía más tradicional que se venía haciendo, esa poesía de la transición, de los cantautores con el tema de cambio de régimen político.
FSM.- ¿Publicaste en aquella época ya algo?
PS.- Lo primero que publiqué fue en el año 85-86 un librito en una editorial de Vizcaya que se llamaba El paisaje, que es una editorial que editaba a poetas de toda España. Me puse en contacto con ellos y les envié una serie de poemas y así salió ese primer libro que se llamaba La tregua del barro. No se publicaron demasiados ejemplares ni tuvo una gran repercusión, pero se distribuyó entre amigos y círculos restringidos de poesía.
FSM.- Durante esa estancia en Madrid ¿llegaste a publicar algo más?
PS.- Lo que publiqué fueron poemas sueltos en la revista Niebla que fue la revista que yo puse en marcha, pues como te dije creamos una revista literaria y ahí sí aparecieron poemas míos.
FSM.- ¿Qué éxito tuvo la revista? ¿Duró mucho tiempo?
PS.- No. Duró un par de años aproximadamente. Además, subvenciones nos llegaban muy pocas y también la gente se hartó.
FSM.- Pero eso ya fue importante creo yo, porque ahí tú ya tomarías conciencia y te serviría como un trampolín, ¿verdad?
PS.- Fue un trampolín y fue la experiencia de compartir vivencias con otros poetas, de ver una poesía diferente a la tuya, e introducirte un poco en los ambientes del Madrid literario de aquellos años.
FSM.- Luego ya tu segunda conexión con la poesía fue en Córdoba, creo entender.
PS.- Sí, yo creo que mi trayectoria poética fuerte ocurre en Córdoba. Llego a Córdoba en el año 87. Enseguida trabo contacto con el grupo Zubia, que ya quizás estaba en su último estadío, pero bueno, todavía le quedaba algo de mecha. Eso fue importante para mí, pues ahí conozco a Alfredo Jurado, Juana Castro, Mercedes Castro, Paco Carrasco, Carlos Rivera, Encarna García Higuera y Soledad Zurera. Ahí voy todos los jueves a las reuniones de Zubia en la fundación Paco Natera. Y para mí fue un auténtico descubrimiento porque empiezo a descubrir la poesía que se hacía aquí en Córdoba. Muy diferente es el concepto, el hecho poético que se hacía aquí en Córdoba a lo que se hacía en Madrid, de donde yo venía. Era muy diferente. Yo venía de hacer una poesía un tanto oscura, y yo era muy joven, 23 ó 24 años, pero, claro, eran las influencias de una ciudad completamente diferente a Córdoba. Y sí, aquí mi poesía se empieza a dulcificar un poco, ya son otros temas los que trato y mi poesía se hace un poco más sensual en todos los aspectos.
FSM.- Entonces tu concepto de la poesía ha cambiado de aquella primera época al concepto que ahora tienes, o para apostillar más, ¿cuál es tu concepto de poesía? ¿Qué es para ti la poesía?
PS.- La poesía yo la defino como una actitud ante la vida. Te puede impactar el hecho de crear, el hecho de escribir, el hecho de tener unas ideas o unos sentimientos o querer plasmar lo que llevas dentro o lo que ves fuera porque, muchas veces, dicen que los poetas nos evadimos de la realidad y yo creo que la invadimos porque la estamos contando solamente a nuestra manera. Es una actitud ante la vida. Yo creo que un poeta no es ni mejor ni peor. Somos personas como cualquier otra persona, un ser humano como cualquier ser humano, pero quizás tengamos ese punto de inflexión de detenernos a pensar una serie de cosas y de captar esa serie de cosas de forma diferente. Unos lo hacen pintando, otros lo hacen creando música, otros a través de la escultura. Cada uno lo hace de una manera. Es una actitud ante la vida fundamentalmente y, por supuesto, la poesía tiene como base la belleza, y para mí el fin último de la poesía es la belleza. La belleza tiene que existir y la poesía por encima de todo es belleza y es también conciencia. Ahí redundo un poco en María Zambrano, la esencia poética de María Zambrano es el alma de la poesía, hacer vibrar al alma, concienciarse el ser humano, que el hombre derive un poco más hacia sí mismo y hacia los demás.
FSM.- Entonces ¿qué crees que te mueve a ti, qué te movió y qué te sigue moviendo para escribir poesía?
PS.- Lo que me mueve es una necesidad vital. Esto me lo preguntaban el otro día en un club de lectores que estoy coordinando y lo decía. Es una actitud vital. Yo no puedo concebir el vivir 10 años o la vida cotidiana sin la poesía. Sencillamente es una forma de vida y una necesidad vital, lo mismo que como o bebo o me tengo que duchar. Es algo que a mí me llena y que necesito para contar cómo estoy o lo que soy o lo que veo.
FSM.- De lo que he visto de tu poesía me ha llamado la atención el lenguaje poético tuyo, que es un lenguaje poético muy singular, que te define rápidamente en el sentido de que cualquier persona que lea tu poesía puede identificar de qué poeta se trata, ¿Cómo llegas tú a conseguir esa definición en el lenguaje poético para que cualquier persona que pueda leerte te reconozca?
PS.- Pues eso es muy difícil porque, quizás en cualquier artista, llegar a crear un estilo propio yo creo que es lo más difícil, tener una voz que no se parezca a otra. Yo creo que eminentemente se consigue leyendo mucho y a todo tipo de poetas. Vas captando la influencia de un sitio, la influencia de otro. Cada uno va haciendo eso suyo, a su propia manera. Yo creo que para cualquier escritor, llámese poeta, llámese novelista, llámese dramaturgo, llámese ensayista; la lectura es básica y leer todo lo que cae en mis manos. Leer a un clásico, a un romántico, a un poeta de vanguardia, a un poeta modernista, a un simbolista, a un subrrealista. Yo creo que ahí está la clave. Y muchas veces hasta con mezclas explosivas, hacer experimentos, que también se hacen.
FSM.- Y tú cuando escribes, ¿qué es lo que te interesa del lenguaje, qué aspectos del lenguaje te interesan, ese lenguaje en el que tú, por ejemplo, consigues crear un poema estético o ese lenguaje en el que consigues crear un poema que transmita y que al mismo tiempo diga cosas importantes?
PS.- Hombre, yo siempre me declino por la segunda opción. Para mí lo estético también es muy importante. El poema es un edificio en construcción. Tú comienzas a escribir un poema de una línea, de un verso, de tres palabras y lo vas construyendo. Y tienes que trabajarlo, yo soy partidaria de que la poesía hay que trabajarla. Hay una cosa que nunca me ha apetecido y es ponérselo fácil al lector. Yo quiero que el lector piense. Yo quiero sorprender de alguna manera. El lenguaje se utiliza también para eso, es un vehículo. No se pierde de fondo la estética, pero para mí lo más importante es el contenido.
FSM.- Llevas razón en eso porque yo he observado que tu poesía hace pensar en el sentido en que cuando tú lees necesitas volver a leer para comprender cosas. Tus poemas están llenos de metáforas, ¿por qué es tan importante para ti la metáfora?
PS.- Porque es una forma de decir lo que yo quiero decir a mi forma. La influencia del subrrealismo ha sido para mí muy decisiva. Cuando yo comienzo a leer a Bretón, a Paul Eluard, cuando yo descubro a Vicente Aleixandre, el poeta de lo cosmogónico, del universo, de lo abierto, pues a mí me impacta muchísimo. Entonces yo digo: yo quiero llegar. Hombre, no ser como ellos porque sería casi impensable, pero sí tener un poco esos parámetros a la hora de escribir. Que quepa todo. Eso es un poco lo que yo he buscado en mi poesía.
FSM.- Pilar, de toda tu obra poética, dime al menos tres libros que tú estés realmente satisfechos con ellos, muy satisfecha con ellos.
PS.- ¿Muy satisfecha? Eso es difícil. Mira, estoy satisfecha de un libro que además marcó un poco aquí en Córdoba. Y eso lo comenta Manolo Gahete, que conoce muy bien mi obra. Me refiero a Piscis de ceniza editado por la Diputación Provincial de Córdoba dentro de la colección Polifemo porque es un libro en prosa poética y rompió un poco lo que se hacía aquí. Gahete dice que apareció un tanto sorprendente porque transgredía un poco. Y me siento orgullosa por el momento en el que aparece y, sobre todo, porque es un libro que yo escribí, es decir, era un libro de poemas que yo ya tenía hecho. Se publicó cuando yo ya tenía 25 ó 26 años, pero ese libro ya venía de años atrás labrándose, forjándose. Esa primera publicación cordobesa que fue Piscis de ceniza para mí fue muy importante. Y me siento satisfecha porque fue un libro trabajado, elaborado, pero, sobre todo, la repercusión fue importante en ese aspecto porque fue trasgresor. Y yo me di cuenta ahí de que podía hacer cosas diferentes. Otro libro que a mí me deja satisfecha, sin duda es Efectos Personales. Quizás sea el libro más completo en todos los aspectos: en cuanto a temática, en cuanto a contenido, en cuanto a forma, en cuanto a ritmo. Y luego está escrito en una época en la que fallece mi padre. Fue también un acontecimiento que a mí me marca también mucho y se plasma en eso de ser, digamos, ese libro compacto o ese libro ya más aposentado, con más pose, con más hechura, con más cuerpo, o corpus lírico que se le dice. Ese es Efectos personales. La cercana lejanía, Efectos personales y Estado natural son como una especie de trilogía, esa trilogía se cierra con Estado Natural. La Cercana lejanía es un libro de recuerdos, un álbum de la memoria, de evocación, del paso del tiempo, sobre todo en los últimos años ha sido una constante muy presente en mi poética. Siempre han sido una constante en mi poética el amor, el paso del tiempo, la muerte, sobre todo en los últimos años me ha llamado poderosamente la atención y me ha influido mucho.
FSM.- Tú has dicho antes que tu poesía es transgresora y yo quiero recordar las palabras de Alejando López Andrada que decía: “La voz de Pilar hilvana una música secreta, anárquica y libre que inunda las palabras y los versos cortantes como lágrimas de escarcha o puñales de sol en un suelo de granizo. Pocas voces poéticas de Córdoba o de Andalucía tienen la hermosa textura y la autenticidad de esta voz diferente, nítida y profunda…” ¿Tu poesía eres tú?
PS.- Sí, claro. Indudablemente.
FSM.- Pero también se puede escribir poesía no siendo uno mismo, es decir, para conectar con la poesía, con unos intereses o con un público, ¿no?
PS.- Se puede escribir desde fuera de uno mismo.
FSM.- Identificándote con otros personajes.
PS.- Sí se puede hacer. Yo quizás no lo haga, no es quizás mi forma, pero sí hay muchos poetas que lo hacen poniéndose en la piel de alguien, desde otra perspectiva, desde otro prisma. Sí, hay gente que lo hace.
FSM.- ¿Y qué poetas tienes o has tenido como referentes?
PS.- Como referentes muchos poetas. Los clásicos están ahí siempre. Si yo tuviese que hablar de poetas yo hablaría de la Generación del 27, que marcó. Poetas como Gerardo Diego, Guillén, Dámaso Alonso…Ahora, si tuviera que destacar alguno, desde luego sería Vicente Aleixandre. De Vicente Aleixandre tuve la experiencia de conocerlo en Madrid, muy joven, tuve la osadía de ir a conocerlo en su casa. Descubrir su poesía, deslumbrarme con ella fue revelador. Y lo que comentaba antes. “Me gustaría parecerme a él”. No escribir así, porque eso es imposible, pero sí parecerme a él, o que mi poesía vaya por esos derroteros. Luego también ha habido otros muchos: Ana Varela, Valente, Pepe Hierro, hay gente como Elena Martín Vivaldi, Pilar Paspasamar, Julia Uceda, Ana Ajmátova. Muchísima gente. Luego hay mucha gente joven de ahora. A mí me gusta mucho indagar en la poesía que se hace ahora. Antes hablábamos de Josefa Parra, que me gusta mucho, Chus Gutiérrez. Es que hay muchos nombres, podría decir muchísimos, pero eminentemente hombres, aunque no autoras. Las primeras lecturas que yo tengo son de poetas hombres. Luego ya las primeras escritoras fueron poetas como Carmen Conde, Gloria Fuertes, Rosalía de Castro. Pero la primera memoria es de poetas hombres, con Jorge Manrique, Gonzalo de Berceo, Marqués de Santillana…
FSM.- ¿Y la poesía hacia donde nos debe llevar, si es que nos debe llevar a algún sitio?
PS.- Hacia la conciencia. Hacia una introspección de nosotros mismos, hacia la pregunta, hacia la búsqueda, hacia el hallazgo.
FSM.- ¿Y para qué?
PS.- Para saber quiénes somos, para entender a los demás, para entender muchas cosas que no entendemos, para buscar explicaciones a cosas que no entendemos y darnos cuenta de que seguimos siendo unos auténticos cafres, claro. Que se produzca un cambio de mentalidad, un signo.
FSM.- Me gusta mucho todo eso que has dicho.
PS.- Darnos cuenta que debemos dejar de ser tan cafres y que se produzca un cambio.
FSM.- Y si escribir poesía es una forma de introspección personal y eso ayuda al que escribe y al que lee, ¿qué pasa? ¿por qué la poesía está algo de lado? Por ejemplo, ahora mismo se valora muchísimo más en los medios de comunicación otros campos mucho antes que la poesía.
PS.- La poesía tiene su público. Lo que sucede es que no se ha sabido enseñar poesía. No se ha sabido entroncar hacia el gusto por la poesía. Es cierto que debería haber en las escuelas y en los institutos un acercamiento mayor hacia el fomento de la poesía. Pero la poesía hay que leerla también en casa. Creo además que es un género que nunca será para todo el mundo. No porque los poetas seamos eso que se dice de que los poetas estamos en una torre de marfil, no, en absoluto. Quizás porque no lo pueda alcanzar todo el mundo. Es que hay gente que no se quiere conocer. La poesía a veces quizás sea como un espejo, y a mucha gente no le gusta mirarse en ese espejo. Antes comentaba que a mi no me gusta ponérselo fácil al lector, pero por qué, pues porque no. Hoy no estamos acostumbrados a pensar. Queremos un mundo en que todo sea rápido, un mundo de inmediatez. No estamos acostumbrados a sentarnos a charlar, bueno, a decir vamos a sentarnos y vamos a elegir un tema y vamos a analizarlo, porque como no hay tiempo, el tiempo nos mata, nos arrecia y nos asola. Pues por eso yo creo que la poesía tiene tantos enemigos o detractores, no se acerca el gran público a ella, por eso, pero yo no sé qué resortes habría que poner en marcha para que la poesía fuera para más gente. Por ejemplo, aquí en Córdoba al celebrarse Cosmopoética, este año se celebra ya la séptima edición. Se acerca la poesía a la prisión provincial, a los barrios, a los centros cívicos, a las asociaciones de personas con discapacidad, a las asociaciones de inmigrantes, pues ahí se está abonando un campo. El año pasado se colgaron poemas de los árboles, este año se quieren colgar en los balcones. Quiero decir, son iniciativas que yo las aplaudo porque es una forma de abrirse a la gente. Además es curioso el éxito de Cosmopoética porque en cada acto es raro encontrárselo vacío. Siempre están llenos. Afortunadamente para los que nos gusta la poesía y vivimos por ella y para ella, es como una amante carnal y a veces psicópata por completo, y a veces ramera por completo, y a veces, no sé, fiel por completo, y a veces despegada, y a veces cercana que no te la puedes quitar. Pues vivir en una ciudad como Córdoba donde la poesía se destila por cada rincón ya es una suerte, una bendición.
FSM.- ¿Y cómo te enfrentas tú al acto poético, a esa amante de cada día que es la poesía?
PS.- (risas) Con mucha mala uva. El papel en blanco sigue siendo un reto, un duelo, a veces a muerte. Hay muchas veces que te vence y te puedes tirar con una idea, con un poema rondándote hasta meses. Y hay veces que sobrevuelas ese campo, acabas aterrizando bien, pero hay veces que te la pegas. En términos aeronáuticos a veces puede ser una catástrofe aérea con muchos muertos y otras veces el piloto hace un aterrizaje forzoso y aterrizas. Es un reto. La poesía es una desnudez, uno tiene que quitarse el ropaje, porque si no te quitas el ropaje, si no te desnudas, pues no tiene objeto. La poesía es un streptease.
FSM.- Pilar, tú eres periodista radiofónica y llevas un programa de radio cada día. Todo eso que es tu trabajo ¿cómo, de qué manera influye en tu poética?
PS.- EL trabajo en la radio es un trabajo creativo porque todos los días tocas temas diferentes, hablas con gente diferente, y la poesía tiene mucho de eso. Es algo creativo, es un hecho creador. La poesía y la radio tienen un nexo: son las forma de expresar, son formas de comunicar. Es un vehículo para comunicar. En uno se comunica a través de un micrófono, y en el otro se comunica a través de un papel y unos sentimientos. En mi caso al saber estar delante de un micrófono pues ayuda cuando tienes que dar un recital y ya sabes cómo tienes que cantar y contar esa poesía. No me refiero a saber recitar porque eso son los actores los que saben, sino a transmitir. Hay buenos poemas que se destrozan porque no se saben leer, y malos poemas que se ensalzan porque se leen muy bien y se saben transmitir. Se sabe usar la voz, se imposta la voz, se sabe hacer una inflexión en un momento determinado del poema.
FSM.- ¿Tú crees que la poesía debemos verla de una manera trascendente?
PS.- Esa pregunta es interesante y difícil. Bueno, trascendente en cuanto a lo que yo comentaba antes, en cuanto a que sirva para trascender a uno mismo, para hacer esa involución hacia uno mismo y para que veamos qué somos y quiénes somos. Y aceptarnos de una vez por todas, que a veces no nos aceptamos por una serie de motivos. En ese aspecto claro que la poesía es trascendente porque despierta la conciencia de una manera bestial. Yo creo que la poesía es el género literario que más transcendencia tiene. Porque el teatro también tiene transcendencia, pero hay obras de teatro con una carga de mensaje brutal, de mensaje social. Yo recuerdo por ejemplo las obras de Buero Vallejo, que para mí es mi dramaturgo favorito. Incluso hay dramaturgos de siglos atrás que están más vigentes que nunca. Y también hablo no sólo de Buero Vallejo, sino también de Alfonso Sastre, son autores que han conmovido. Pues la poesía, yo creo que también tiene que conmover y trascender hasta ese punto. En ese aspecto, sí, claro que es transcendente. Yo creo que la poesía no se puede quedar en la primera capa de pintura. Tiene que abordar todo el maquillaje, tiene que traspasar todas las capas.
FSM.- Cuando acabas de escribir un libro, ¿empiezas rápidamente a pensar en otro?
PS.- Sí, bueno, se reposa un poco. Hay un periodo después del fragor de la batalla, de reposo, quizás por saturación. Y luego pues ya casi inmediatamente empiezan a venir ideas, a surgir ideas. Y también estás un poco sujeta a las circunstancias de la vida, lo que te pasa, lo que no te pasa, a lo que ves, a lo que te rodea. El otro día me preguntaban que en qué circunstancias se escribe, si cuando estás mal o cuando estás bien. En realidad, cuando estoy bien no me hace falta otro canal de expresión
FSM.- Pilar, no quiero abusar de tu tiempo, pero sí me gustaría que para acabar dijeras lo que tú quieras para Paraninfo Poético.
PS.- Yo darte la enhorabuena por esa idea. Está bien que haya una red en la que los poetas nos podamos también conocer y expresar las inquietudes que podamos tener. A mí me parece una buena iniciativa que en Internet se hagan este tipo de ideas y de proyectos. Estamos en el siglo XXI y si las nuevas tecnologías pueden servir para intercomunicarnos, pues mejor que mejor. Te doy la enhorabuena y te agradezco tu amistad y tu cariño. Y gracias por esta entrevista.
FSM.- Quien te tiene que estar agradecido soy yo por concederme esta entrevista. Ha sido mi primera entrevista y quería hacértela a ti. Muchas gracias, de verdad.

domingo, 14 de febrero de 2010

Paraíso Perdido. Alfredo Jurado


En Los Cuadernos de Sandua se acaba de publicar Paraíso Perdido del poeta y amigo Alfredo Jurado. Un título que ya usó el celebérrimo John Milton en su extensísimo poema narrativo Paradise Lost sobre la caída de Adán y Eva. Alfredo, a diferencia del poeta inglés, usa este título para recordar la pérdida del paraíso de su infancia y de su adolescencia en un lugar privilegiado a las orillas de Córdoba.
El poemario se inicia en su primera parte con un título evocador: El olor de las jaras, donde la Naturaleza y el paisaje de la zona de Córdoba La Vieja están muy presentes y altamente tratados en unos versos acertados y espléndidos.
Desde el primer verso Alfredo Jurado nos lleva directamente al mundo de su infancia: Cuando era pequeño, / y quería que el tiempo corriera a toda prisa, / despertaba temprano, y aún con el pijama / asomaba los ojos por la estrecha rendija / que dejaba el visillo en la ventana. El poeta niño ya apunta a la observación que da el conocimiento de la vida. Y su inquietud ya le entrena para el mundo de la poesía con esa curiosidad por lo que hay fuera, en el mundo externo, el mundo de la luz y de la Naturaleza viva. Más adelante hay un poema muy hermoso en donde, a mi entender, se aprecia una gran influencia de algunos de los poetas del grupo cordobés Cántico: Ricardo Molina y Pablo García Baena.

El otoño solía llegarnos desde el norte,
solemne se acercaba a la ventana,
rozaba los cristales con los labios
y los humedecía.

La tapia del poniente nos traía el crepúsculo;
era el silencio un rito,
un preámbulo, acaso, a la liturgia
con que la cal solía
denunciar la presencia furtiva de los musgos.

Brotaba así un cenobio, la quietud,
para el alado amor de los gorriones.
Era bueno sentirse protegido,
preciso aquel bostezo del porche de la casa
que siempre me ofertaba su cálido cobijo.

Alfredo Jurado hace una ingente mención de los elementos de la Naturaleza para adentrarnos en ese paraíso que él quiere narrarnos en sus versos. Versifica las estaciones del año dándoles movimiento, cambio y devenir. Pero nuestro autor, en esta primera parte del poemario se fija especialmente en dos estaciones: el otoño y el invierno, quizás porque propician un recogimiento, una mística, un sobrecogimiento que son los que hacen crear y expresar al poeta versos tan hermosos como estos: En las mañanas frías de invierno, / una espada de niebla traspasaba la huerta. También se nombran infinidad de animales que forman parte de ese paraíso con mayúsculas, pues sin ellos la Naturaleza no sería Naturaleza. Así hay versos que dicen: En el alero alto de las tejas, / las palomas urdían sus hosannas al alba.. Más adelante, en otro poema, refiriéndose al mochuelo nos habla también de la tristeza, esa tristeza que nos traen las sombras invernales y que nacen tal vez de los cambios que se producen en los cuerpos que van transmutando de niño a adolescente y de adolescente a adulto: Misteriosa y callada, / llegaba la tristeza hasta la puerta. / No pronunció palabra inteligible, / solamente miraba, delegaba su influjo / para los ojos amplios del mochuelo, / que sobre la cornisa, parecía / estudiar persistente todos los movimientos / de los niños que juegan.
No sólo la fauna sino también la flora está muy representada en estás páginas. He aquí una bella estrofa como ejemplo:

Los granados traían el color de noviembre,
pues éste, se acercaba hasta nosotros
tal vez como un prodigio, tal vez como sentencia.
El solano traía su sonata a la tarde,
aroma de las jaras, el canto misterioso de los cucos.
Los cipreses silbaban la tristeza de Orfeo.

La segunda parte del libro Presencia de la Górgona se enmarca más dentro de la urbe en donde el poeta hace patente desde el primer verso dónde se encuentra: Camino muy despacio por las calles / de mi amada ciudad, / lo mismo que lo hiciera aquel oniromante / que ostentó los enigmas de todos los rincones, / de todas las plazuelas recoletas; / allí el tiempo rubrica su pasado / y trepa palmo a palmo las paredes, / dejándoles la huella de todos los inviernos. Es como si un arrobamiento ante la belleza de la ciudad amada le llevara por las rutas misteriosas. Y allí le fuese revelada la profecía cuando dice en el siguiente poema: Sé que regresaré, no sé cuándo ni cómo, / pero sé que lo haré. Estamos en un momento de trascendencia en el que el poeta necesita poseer toda la belleza de una ciudad a la que ama. Y necesita creer y convencerse de que nunca perderá ese paraíso de lo bello que le proporcionan las fuentes o las recoletas plazas. En esta segunda parte del libro el poeta escribe en un tono más elegiaco y con los sentimientos más a flor de piel y no sólo canta a la ciudad de Córdoba sino también al amor: Te conmino esta noche, pues en ella me siento, / pletórico de dicha, / al más profundo cauce de aquel río, / al que pueda llevarnos, / la sensación humana de sentirnos amantes.
Alfredo Jurado ha escrito un poemario con esa dicha encendida de los sentidos y que le provocan ese apego clamoroso del amor a los paisajes que le han hecho sentirse vivo. Y, de alguna manera, siente que eso es un paraíso perdido, imposible de recuperar. Por eso sólo le queda el recuerdo y la soledad expresada en un poema como Epílogo con el que cierra el poemario, y que es como una síntesis del mensaje de este hermoso libro.

EPÍLOGO
Y fuimos expulsados de nuestro paraíso,
sin miramiento alguno desterrados,
desprovistos de alas
desde la inmensa esfera de cristal
que nos daba cobijo.

No pudo haber lugar para el perdón
aunque así lo pedimos,
y rodados caímos por la fatal pendiente.
Muy largo se hizo el tiempo
pues transcurrió con ello una noche muy larga.

Nadie pudo evitar nuestra caída,
ni siquiera la trama de las pámpanas
que extendían sus tallos a lo largo,
ni siquiera un repecho cubierto de hojas secas,
no de una mano amiga.

En la distancia vimos alejada
la más inmensa hipérbole
del celeste cristal, en que habitamos;
y entonces nos sentimos profundamente solos.