miércoles, 31 de marzo de 2010

Presentación del libro "Tintas para la vida"

El pasado 23 de marzo se presentó en la sala Orive el libro de poemas Tintas para la vida dentro del marco de Cosmopoética en su séptima edición. Se trata de una antología de poetas cordobeses por la donación de órganos. Lo presentaron los poetas coordinadores de la antología Pilar Sanabria Cañete y Antonio Varo Baena. También intervino en el acto María Isabel Baena, delegada prvincial de Salud de Córdoba. Este libro de solidaridad poética con quienes necesitan de los demás nació para conmemorar el 30 aniversario del primer trasplante de órganos realizado en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. Pilar Sanabria que fue quien tuvo y concibió la magnífica idea de llevar a cabo este proyecto nos dijo que este libro ya se presentó en el Ateneo de Córdoba en el verano del 2009, en Madrid, y ahora aquí.
EL libro publicado por el Servicio Andaluz de Salud y por el Hospital Universitario Reina Sofía luce dibujos en la portada y en el interior realizados por el poeta y escultor J.L. Checa Alamillos.
En el poemario participan un total de 32 poetas que gustosa y desinteresadamente colaboran para ayudar y motivar a la gente de la necesidad de ser donantes de órganos. Por tan importante colaboración es bueno nombrarlos a todos. Son: Antonio Flores Herrera, Francisco Alemán, Francisco Carrasco, Soledad Zurera, Pilar Sanabria Cañete, Pepe Viyuela, Manuel Gahete, Juana Castro, José Luis Checa Alamillos, Fernando Sánchez Mayo, Rafaela Sánchez Cano, Alfredo Jurado, Balbina Prior, Nacho Montoto, Encarna García Higuera, Manolo Romero, Alberto Díaz-Villaseñor, María Luz Escuín Lorenzo, Manuel Sanchíz Salmoral, Alejandro López Andrada, Rafaela Hames, Francisco Gálvez, Matilde Cabello, Ana patricia Santaella Pahlén, Jorge Rafael Marruecos, María Rosal, Ángela Jiménez, Bartolomé Delgado Cerrillo, Mercedes Castro Serrano, Alberto Infante, Antonio Varo Baena y Mertxe Manso.

lunes, 29 de marzo de 2010

Presentación de la revista de poesía "Suspiro de Artemisa"

El pasado día 22 de marzo se presentó el número cero de la revista de poesía Suspiro de Artemisa en la sala Orive de Córdoba dentro del marco de la séptima edición de Cosmopoética. Calixto Torres, editor, ha hecho una apuesta muy interesante al llevar a cabo un hermoso proyecto que ha tenido como resultado final una revista poética de gran calidad estética y de contenido. Al acto asistieron las autoridades Rafael Blanco como Concejal de Cultura, el propio Calixto Torres y el presentador del acto Juan Pérez Cubillo gran conocedor de la poesía que se hace en la ciudad y que hizo una disertación muy acertada de todos los poetas participantes.
En representación de todos los poetas que participan en la revista leyeron sus poemas Pilar Sanabria y Fernando Sánchez Mayo. En la revista están incluidos un total de 19 poetas además de los ya dichos como Antonio Rodríguez Jiménez, Manuel Gahete, José Luis Rey, María Rosal, Eduardo García, José Daniel García, Carlos Murciano, Jorge del Arco, José de la Torre, Antonio Enrique, Catalina Jaén, Ginés Liébana, Carlos Rivera, Rafaela Sánchez, Antonio Varo, Pepe González y Fernando Serrano.
Hay que felicitar a Calixto Torres por esta apuesta que es un bien para la poesía y para los poetas. Desde Paraninfo Poético mi más enhorabuena.

sábado, 13 de marzo de 2010

Cuatro Noches Romanas de Guillermo Carnero

La editorial Tusquets publica Cuatro noches romanas de Guillermo Carnero. Se trata de un poemario incluido en la colección Nuevos Textos Sagrados que aborda en tan solo cuatro poemas largos un íntimo encuentro entre el poeta y, lo que a mi entender, pudiera ser la Muerte o la Poesía. Es un libro dialogado con una inclinación decantada hacia la belleza y la explicación del mundo, y que bien podríamos llamarlo metapoesía porque habla y profundiza en el campo de la propia poesía dentro de la poesía. Guillermo Carnero divide el libro en cuatro poemas algo extensos para tener un encuentro con la diosa Poesía, con la poesía misma que le habla de tú a tú.
El primer encuentro de la primera noche ocurre en Campo de` Fiori donde el autor afronta temas como el designio, la destrucción, la autodestrucción, la muerte, la misión del poeta y de la poesía, “…Es mi designio / que todo vaya hacia su destrucción / diversamente: así lo que se apaga / con mayor lentitud sufre en ausencia / de lo que ya no existe, y cuando muere / causa más sufrimiento a lo que aún vive. / Mi juego y mi placer son sembrar el espacio / de esos signos de muerte sucesiva, / y así el tiempo insondable y su amenaza / son mi campo de flores. / “
El segundo encuentro ocurre en el jardín de Villa Aldobrandini. El poeta continúa dialogando para seguir ahondando en los temas ya mencionados y también en otros temas como la belleza, el arte, la naturaleza, el amor, el discurso de los seres humanos. “ – Desde siempre me ha importado / saber si en el desierto inabarcable / de la esterilidad de la palabra / hay un punto en que pueden dos miradas / encontrarse y decirse: somos una. /
El tercer encuentro ocurre en el Cementerio Acatólico donde prosigue el coloquio poético desgranando temas como la memoria, la serenidad, la eternidad, la hermosura. “ – Y la hermosura / y las promesas de serenidad / son tu segunda máscara, artera y engañosa. / “
El libro acaba con la noche cuarta y albada que es el colofón a un encuentro que a ambos ha desasosegado. Dice el poeta: “ Después de cuatro noches / sólo me has ofrecido incertidumbre.” /
Cuatro noches romanas es un original poemario, intimista, elevado, raro de encontrar, algo distinto a lo que se hace, pero sobre todo otra manera de acercarse al arte poético y escudriñar en las entrañas de la poética de un autor como Guillermo Carnero que ha hecho un libro como una gema de la poesía.

jueves, 4 de marzo de 2010

Entrevista a Josefa Parra

Josefa Parra tiene la belleza de la cercanía, el amor infinito en el aura de su rostro, un corazón abierto a la esperanza y una vivífica mirada que ve en la oscuridad.
FSM.- Josefa Parra, en primer lugar, gracias, por concederme esta entrevista siguiendo un método tradicional como es el epistolar, pero moderno, al mismo tiempo, afortunadamente, debido a las nuevas tecnologías que nos brindan la oportunidad de avanzar en el tema de la comunicación como es el caso del correo electrónico que es mediante el cual estamos realizando esta entrevista.
Tuve la oportunidad de conocerte en Córdoba en ese estupendo recital que nos regalaste a los cordobeses ese día de Letras Capitales. En ese momento me di cuenta de las dos poetas que hay en ti; la poeta Poeta y la poeta cercana, asequible, receptiva, perceptiva… Dime, ¿crees que una poeta o un poeta nace o se hace? Y dime, ¿hay algo también de nosotros, de nuestras virtudes, de nuestros defectos y de nuestras vivencias que se queda pegado, cosido al engranaje de los poemas que se escriben?
JP.- Creo que todos nacemos poetas, quiero decir, que todos tenemos capacidad de sorprendernos ante la belleza y de hacernos preguntas ante el mundo. Pero cada quien elige su camino, y el de la poesía acaba estando poco transitado.
En los poemas queda la huella del que escribe, por supuesto. Uno intenta que los poemas sean universales, pero lo personal, lo vivencial, es un poso más o menos perceptible que está ahí.
FSM.- ¿Cómo fueron tus comienzos poéticos? ¿Desechaste muchos poemas antes de empezar a publicar o toda tu poesía primera, esa poesía de ensayo, de aprendizaje ha sido publicada?
JP.- Comencé a escribir siendo muy jovencita, una niña, pero los ensayos de esos años nunca los he publicado, ni creo que lo haga, para descanso de los lectores. Hay que ser muy selectivo en poesía. No todo vale, ni mucho menos. Hay que depurar, cortar, desechar. Las tijeras son tan importantes a la hora de confeccionar un poema como el lápiz.
FSM.- Has dado a la luz una serie de magníficos poemarios como son Elogio a la mala yerba, Geografía carnal, Alcoba del agua, La hora azul… ¿Con cuál te quedas? ¿En cuál de ellos crees que has dado más de ti misma?
JP.- Siempre te sientes más a gusto con lo más reciente, porque ahí te sigues reconociendo. Así que tendría que decir La hora azul. Pero también me sigue convenciendo Alcoba del agua, casi entero. Es un libro especial para mí. Quizá sea en él donde me he mostrado más desnuda.
FSM.- Muchos poetas cuando escribimos, a veces, pesamos que estamos repitiendo las temáticas y que las disfrazamos abordándolas desde distintos enfoques y puntos de vista o diferentes aspectos estilísticos. ¿Te pasa a ti alguna vez que te encuentras enredada en este tipo de conflicto? ¿Cómo lo superas si es así?
JP.- No me supone conflicto, porque pienso que los poetas escriben acerca de los únicos temas sobre los que gira el mundo: amor, muerte y paso del tiempo. Eso sí, con todos sus contrapuntos, subtemas y variantes. Es lo que hay, lo que nos mueve, lo que nos conmueve a todos. Nuestro cometido es ahondar en esos asuntos.
FSM.- ¿Cómo abordas la temática de un poemario? ¿Eliges el tema? ¿El tema te elige a ti? ¿Te llega todo por azar como un regalo de los dioses?
JP.- No sé si el tema me elige o yo a él, lo que sí sé es que, a lo mejor después de un tiempo sin escribir o escribiendo un poco “a ciegas”, en un momento dado se enciende la luz y descubro un título que me sirve de guía para escribir, un título que me lleva a estructurar un asunto o una serie limitada de asuntos, y ahí empiezo a vislumbrar el libro. Me gustaría saber si hay alguna fuerza que trae a mí ese título, para echarle la bronca, porque en ocasiones se “deja ir” y paso periodos demasiado largos sin poesía, o escribiendo de ese modo que digo, a tientas, a ciegas… Es caprichosa la poesía.
FSM.- ¿Cuándo das por acabado un poema? ¿Te exiges mucho a ti misma o te dejas llevar por ese primer dictado con el que has escrito el poema?
JP.- Doy por terminado el poema cuando me siento incapaz de mejorarlo. Lo cual no quiere decir en absoluto que lo considere perfecto. Simplemente, siento que he llegado a mi “límite de competencia”. Soy exigente conmigo misma, y por eso desecho mucho de lo que escribo. Si ese límite de competencia no da para un poema decente, no vale la pena publicarlo.
FSM.- Escribir poesía para algunos poetas es un compromiso personal, un camino por el que avanzan para conocerse… ¿Qué significa para ti el hecho de escribir poesía?
JP.- Me ayuda a comprender lo incomprensible. Escribiendo poesía me planteo preguntas y, de vez en cuando, encuentro una respuesta válida. Pero lo realmente importante es que quien te lee se pregunte como tú, se sienta partícipe de esas inquietudes y acompañado.
FSM.- ¿Escribes de una manera sistemática, es decir, te sientas diariamente a trabajar la poesía, te disciplinas o sólo escribes cuando te viene la inspiración? ¿Crees que sentarse a trabajar la poesía como un oficio es bueno o puede restar veracidad? ¿Qué opinas?
JP.- Siempre me quejo de que no encuentro tiempo suficiente para escribir, y alego que por eso lo hago un poco a trompicones. Pero, en el fondo, creo que si pudiera darme el lujo de escribir un número fijo de horas cada día, me sentiría presionada y acabaría hastiada. De todas formas, la cuestión del método poético es algo muy personal. Hay quien escribe todos los días y no pierde la tensión poética…
FSM.- La lectura de la poesía nos forma y nos inspira a las personas, pero sobre todo a los poetas. ¿Qué tipo de poesía y qué poetas te han enriquecido y te han aportado esa inspiración para la realización de tu obra poética?
JP.- Son tantos y tan variados los poetas que me han enseñado y a los que he admirado y admiro, que la lista se haría muy larga. No tengo fijación por una época o estilo concretos. De joven he leído mucho a Rubén Darío, a Juan Ramón Jiménez, a Bécquer y a Pablo Neruda, y mantengo los cuatro amores. Pero luego vinieron, por ejemplo, Safo, Virgilio, Garcilaso, todo el Siglo de Oro (señaladamente Quevedo y Juan de Arguijo), de un salto pasé al 27, a Pedro Salinas, Lorca (sobre todo El Diwan del Tamarit y los Sonetos del amor oscuro), Alberti (Sobre los ángeles), Altolaguirre o Luis Cernuda, y a los poetas del 50: Jaime Gil de Biedma, Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, Mª Victoria Atencia… Y de mi generación o generaciones cercanas, Antonio Colinas, Ana Rossetti, Aurora Luque, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Juana Castro… No quiero olvidar tampoco a algunos poetas hispanoamericanos a los que profeso gran admiración: Jaime Sabines, Borges, Juan Gelman… ni a los Kavafis, Pessoa, Sophia de Mello… Pero dejo tantos en el tintero que me da vergüenza.
FSM.- Josefa, volviendo al poema en sí mismo, dime, ¿qué requisitos crees que debe tener un poema para que llegue al lector, qué características para que podamos decir que es un poema redondo, bien hecho, con calidad?
JP.- Debe tener eco y temblor (y la frase no es mía, sino de José Mateos, lúcido poeta jerezano). Yo entiendo el “eco” como la trascendencia: debe llegar lejos, debe hacer resonar una fibra en el lector, tener también un segundo (y un tercer, y un cuarto…) sentido. Y el “temblor” lo asocio con la emoción, que es en parte sentimiento, pero no sólo eso, sino que tiene además un componente misterioso, difícil de precisar.
Cuando leo un poema que me provoca ese temblor y que permanece en mi memoria, como una campana resonando, lo califico como bueno. Por el contrario, creo que los poemas mediocres se olvidan fácilmente.

FSM.- Qué te aporta trabajar como subdirectora de la prestigiosa revista Campo de Agramante?
JP.- La oportunidad de conocer de primera mano las investigaciones, ensayos y artículos de estudiosos de la literatura del S.XX, sobre todo de la literatura del medio siglo, porque esa etapa, tan trascendente para los escritores que han venido después, es el principal punto de interés de la revista.
Es además un placer trabajar con Jesús Fernández Palacios, que la dirige, un poeta y gestor magnífico, con una capacidad de trabajo enorme, y con diseñadores de la talla de Juan Carlos Crespo Laínez y Federico Muñoz. Por supuesto, es un trabajo arduo, que lleva mucho tiempo y necesita mucha dedicación, pero ver un número terminado, comprobar que todo (o casi todo) ha resultado como esperábamos, es una satisfacción.
FSM.- Has conseguido algunos importantes premios de poesía, ¿Supone esto siempre una inyección de optimismo para seguir creando o suele producirse un decaimiento en la actividad creadora?
JP.- Si no hubiese sido por los premios, no creo que hubiese podido publicar. O habría sido muchísimo más difícil. Un premio te proporciona los medios para la difusión, y además te confirma que no andas descaminada, que hay quienes aprecian tu esfuerzo. Te anima, claro que te anima.
FSM.- Josefa, ¿cómo ves tú la poesía que se hace en este momento?
JP.- Variada, libre de corsés y de recetas previas. La poesía se encuentra en una etapa de ebullición, en la que se están cociendo cosas nuevas. Creo, y no lo digo movida por un impulso de optimismo (aunque sí soy optimista), que la poesía se encuentra en un momento feliz. Hay una gran cantidad de autores jóvenes, con un potencial admirable. Son poetas preparados, leídos, viajados, sensibles al entorno, y no se sienten atados a un estilo, a una escuela o a unas formas. Eso me parece muy positivo.
FSM.- Volviendo a tu poesía se percibe a una poeta que escribe de una manera profunda y apasionada en aspectos tan vitales como el amor. ¿Eres tú en tu poesía o eres otros personajes a los que les das voz?
JP.- Soy yo y soy los otros. No concibo la poesía sólo como un ejercicio de confesión o de catarsis, sino también como un modo de compartir y una forma de empatía. El poeta, la poeta, pone de su propia biografía (no puede desentenderse de lo personal, claro está), pero ha de dar cabida a lo ajeno: a lo que ve, a lo que oye, a lo que flota en el ambiente. Y cuando habla de sí mismo, intenta que la experiencia sea compartible por su lector, que éste pueda decir: “eso es lo que yo siento, lo que yo pienso, lo que yo escribiría”, o bien al contrario, provocar al lector, inquietarlo, desasosegarlo. En todo caso, conmoverlo.
FSM.- Quiero acabar esta entrevista dándote las gracias por tu generosidad regalándonos tu tiempo y pidiéndote que me dijeras qué poema de tu obra poética quieres que publiquemos en Paraninfo Poético y por qué.
JP.- Ha sido un placer, Fernando.
He elegido el poema “Peregrino”, que es el que abre mi último libro publicado, La hora azul, porque es una especie de poética, en un sentido muy amplio y difuso del término, o de lema de vida. El poema habla de la búsqueda de la belleza y el asombro, un afán que considero el motor de la existencia y, en buena parte, de la escritura.


PEREGRINO
“Tus ojos frente a lo antes nunca visto”
Luis Cernuda

La belleza te aguarda en cualquier sitio,
peregrino;
las playas que aún no has visto son hermosas
más que aquellas de Ítaca, los cielos
más estrellados aún no los conoces,
ni los montes más altos.
Peregrino,
Penélope no vale lo que el gozo
de ver por vez primera un mar en calma
que espera que lo nombres.
Tú lo sabes
y por eso falseas cada noche
el norte de la brújula y, furtivo,
desvías el timón hacia otros puertos
lejos de aquel tu hogar, lejos de Ítaca.


Josefa Parra
Del libro La hora azul (2007)