domingo, 11 de abril de 2010

Anónimos. Creación poética para escritores sin nombre.

El pasado martes día 6 se presentó en el marco de Cosmopoética número 7 un poemario que contiene poemas de los poetas que buscan darse a conocer en el panorama literario poético. Se trata de un libro con poemas de aquellos poetas que entre los años 2007 y 2009 participaron en el apartado de Anónimos de las tres últimas ediciones de Cosmopoética. La cita para el evento aparece en las programaciones este año con el título de Destellos poéticos para escritores sin nombre. El libro viene precedido de un prólogo en el que participan: Rafael Jurado, Elena Medel, Antonio Luis Ginés, Pablo García Casado, José luis Amaro, Juana Castro, José Luis Rey y Alejandra Vanessa.
La presentación del acto que tuvo lugar en el Edificio Municipal de la Avda. del Gran Capitán corrió a cargo de Rafael Jurado, Pablo García Casado y Nacho Montoto.

A continuación exponemos varios poemas de algunos de los participantes del libro.



EN EL ESPEJO

Me preguntas con el gesto altivo y contrariado
por qué me miro al espejo, por qué me detengo
cada mañana en las leves fisuras del rostro
y me recreo en mi yo como un narciso efebo.
Me censuras con tu grave lengua enajenada
de serpiente que aún conserva el más sutil veneno,
si acaso me creo guapo a mi edad todavía,
si no me doy cuenta del exceso que cometo
al contemplarme así, en adoración absoluta.
Con sobria irónica solemnidad te contesto
como quien tiene ya bien meditado el asunto:
"Qué sería de mí si abandonara a mi espejo,
qué sería de mí si pasado el tiempo fiero
me encontrara en cualquier viejo estanque o fútil luna
y no me reconociera.

Fernando Sánchez Mayo ( Edición Anónimos del año 2007 )




NECESITO

Apresuradamente
Manchar un folio
Con el último trozo de saliva

Trabajaré un beso
O un escupitajo

No puedo seguir paralizado
Mientras noto
Cómo afuera
Urge el movimiento

Nacho Montoto ( Edición Anónimos del año 2007 )




PALACIO DEL CINE, ATLANTIC CITY

No la ciudad, ni la película,

ni la puesta en escena, sino el resplandor oscilante
de la proyección a carbones en el patio de butacas,

el viejo Burt espiando a Susan por la ventana
mientras se lava los pechos con limones.

No el cierre del Palacio del Cine,

ni que acaso yo sea un día el viejo que mira
salir a Susan de la ducha,

sino el océano lamiendo las costas de Atlantic City,
esta oleada, Palacio del Cine, largamente,

muy largamente, y luego, y siempre.

José Cañuelo Calero ( Edición Anónimos del año 2008 )

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