viernes, 24 de diciembre de 2010

Tormenta transparente, de Javier Lostalé


Javier Lostalé ha publicado Tormenta transparente en Calambur editorial. Tuve la oportunidad y el placer de asistir a la presentación de su libro en la Delegación Provincial de Cultura de Córdoba en uno de los actos de Letras Capitales en donde estaba escoltado por Pablo García Baena, Eduardo García y la poeta Guadalupe Grande.
Aunque el salón estaba lleno fue un acto íntimo y hermoso. Según está escrito en la dedicatoria personal que amablemente me escribió califica su poemario así: …poemas de amor en el límite con la quietud de la transparencia…Verdaderamente son poemas que abrazan y acarician las ruinas del amor. El libro es un canto a esa emoción que pervive en nosotros cuando incluso sabemos que solo quedan los despojos de la gran fiesta amorosa que cada ser humano vive. Y es un canto desde las sombras, desde el olvido a que se ve sometido, desde la quietud de la sapiencia del sabio que conoce el secreto de la alquimia y sus devastadoras consecuencias.

He aquí uno de sus hermosos poemas.

DESTINO

Estoy triste
para desde la purificación de una empañada nube baja
decirte que te amo.
Y volver en lenta despedida de los seres y las cosas
al principio indivisible de tu nombre
convertida mi vida en crisálida de lo que te llevas mientras te alejas.
Estoy en sombra tuya,
con esa sabiduría con la que el alma tiembla en la mirada
cuando los ojos están radiantemente nublados
en un pequeño bosque de lágrimas.
Estoy quieto, retrasado en la luz de tu memoria
para decirte que te amo.
Soy la memoria sin ti
de todo en lo que me fuiste creando,
el lugar herido de tus pasos;
por eso crece en mi sangre la rosa silenciosa de no buscarte
al mismo tiempo de decirte que te amo.
Estoy al lado de lo invisible
que respira desde un corazón en llamas
mientras un doble silencio blanco
de tu imagen dolorosamente me separa.
Sin territorio a ti me abrazo
para decirte que te amo.
Estoy, pasados los años,
en el mismo día de tu anuncio,
cuando quemaste mi pecho
con tu hora transparente.
Por eso sin tiempo te recibo
en mi propio aire asfixiado,
y en soledad te resucito
para decirte que te amo.
El horizonte de este poema
es ya, amor, tu misma lumbre sostenida,
el resplandor de tu ceniza.
Y el escribirlo ha sido, amor, sellar contigo mi único destino.

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