jueves, 28 de abril de 2011

Las voces derrotadas, de Alejandro López Andrada



Hiperión ha publicado el libro Las voces derrotadas, de Alejandro López Andrada, ganador del XVIII Premio de Poesía Ciudad de Córdoba "Ricardo Molina". López Andrada ya tiene una excelente trayectoria como poeta que viene avalada por cuantiosos libros y prestigiosos premios que así lo testifican. Ahora, con Las voces derrotadas, sin apartarse de la Naturaleza, nos cuenta la historia de unos seres humanos que perdieron la guerra, seres humanos que aún siguen esperando el perdón por un daño ocasionado, son las voces derrotadas de un tiempo ya pasado y que todavía esperan que se haga memoria y se les recuerde. Quizás este poemario viene a restaurar en sus elegantes versos el dolor y la injusticia.

Como siempre Alejandro López Andrada escribe con la virtud del poeta hecho que sabe muy bien lo que escribe y cómo lo escribe.


A continuación les dejo un poema como ejemplo.




LOS VENCIDOS




Se habían quedado solos

y hacía frío

en las pupilas blancas del invierno.

La casa era muy grande

y muy desnuda

para cruzar la ausencia.

Todo el pueblo

era un gran horno de debilidad,

un gris panal de dudas

y en el aire

secreto de los pájaros vacíos

tendían

la luz tenue de sus almas,

la rendición y el óxido del miedo.

domingo, 24 de abril de 2011

Poesía completa. Juan Bernier





En estos días pasados de Cosmopoética-8 se ha presentado en Córdoba la Poesía completa de Juan Bernier con un excelente prólogo y edición del poeta Daniel García Forindo. Se ha publicado en la editorial Pre-textos dentro de la colección La cruz del sur. Según se dice en el prólogo por fin se recopila en este volumen la poesía completa de Juan Bernier, unos de los miembros fundadores del grupo Cántico. Su obra ha permanecido durante demasiado tiempo descatalogada, al margen de los circuitos comerciales, viéndose tan sólo reducida a ciertas antologías parciales y a un dificil acceso en bibliotecas. Como bien dice García Florindo con esta edición de su poesía completa se salda una deuda pendiente con el poeta en el año de su centenario.


Los lectores podrán encontrar los libros Aquí en la tierra, 1948. Una voz cualquiera,1959. Poesía en seis tiempos,1977. En el pozo del yo, 1982.


En esta ocasión quiero acabar con un poema que escribí en homenaje a este gran poeta y a quien tuve la oportunidad de conocer personalmete. Este poema fue publicado en la revista Artemisa nº 2, dentro de los actos de Versos sumados de Cosmopoética de este año 2011.



RECORDANDO AL POETA JUAN BERNIER



Recuerdo al poeta deteniendo su mirada

en el aire de quien también le observa.
Y es como si dijera:

"Vengo de enterrar tiempo y ahora solo espero

recoger la cosecha.

Mirad, miradme aquí sentado, quieto,

acariciando una copa de vino

con hendidura eterna."


Recuerdo al poeta sentado en la ancha avenida

frente al bar Siroco en Ronda de los Tejares

con el rostro sereno de quien ya nada espera.

Y es como si me hablara con los ojos llenos

palabras que me suenan:

"Adiós, Fernando. Despídeme de las farolas

que alumbran las tinieblas

en las noches de Córdoba

porque me voy despacio, lentamente,

conmigo mismo y con mi lúcida conciencia."


Fernando Sánchez Mayo















sábado, 16 de abril de 2011

Entrevista a José Luis Rey


FSM.- José Luis, eres poeta y ensayista, ¿qué supuso y qué significó para ti escribir el libro Caligrafía del fuego, además de que fue premio Internacional de Investigación Literaria Gerardo Diego?

JLR.- Supuso, ante todo, profundizar en la poesía de mi maestro Pere Gimferrer. Y también demostrarme a mí mismo que era capaz de teorizar sobre la poesía que siempre me ha gustado: la tradición visionaria de Lorca, Rimbaud, Dickinson o el mismo Gimferrer.

FSM.- ¿Desde cuándo tienes conciencia del hecho creativo de escribir poesía? Cuéntanos esa evolución hasta sentirte un poeta que ya es consciente de que tiene una vocación asentada de escritor.

JLR.- Yo escribí prosa durante mi infancia, desde los ocho a los catorce años. Cuando cumplo esa edad, catorce años, el don de la adolescencia trae de la mano la poesía. El primer libro de poemas que leí fue Romancero gitano, de Lorca, y quedé deslumbrado para siempre. Quise, eso sí, adiestrarme en la métrica y en la tradición estrófica española: los primeros poemas que escribí fueron sonetos, romances, décimas… Existe una edición no venal titulada Primeros poemas, donde recojo parte de la poesía que escribí en mi bienaventurada adolescencia.

FSM.- Has escrito ya unos cuantos importantes libros de poesía como –por nombrar algunos- La familia nórdica, Barroco, etc. ¿Cómo es tu proceso de construcción de un libro de poemas? ¿A qué aspectos del poemario atiendes más para buscar mejores resultados?

JLR.- Pocas veces imagino el libro de poemas como unidad; eso ya lo hice en el extenso ciclo poético titulado La luz y la palabra. A partir de La familia nórdica, donde creo que ya está presente mi voz, es cuando me comienza a interesar más el poema que el libro. Por ello, se podría decir que no escribo libros, sino poemas.

FSM.- José Luis, dime, ¿qué es la poesía y para qué sirve?

JLR.- La poesía es el ansia de plenitud que sienten ciertas personas a lo largo de su vida y sirve para vivir esa vida con mayor conciencia del milagro y de esa misma plenitud.

FSM.- ¿De qué poetas has aprendido y cuáles son tus maestros?

JLR.- Comencé, como ya he dicho, leyendo a Lorca. Fue mi primer maestro, a los que habría que añadir, entre los hispánicos del siglo XX, a Juan Ramón Jiménez, Neruda, Claudio Rodríguez, Blas de Otero, Gimferrer y Carnero. Entre los extranjeros, me gustaron pronto poetas como Eliot, Shelley, Keats, Dickinson, Rilke y el gran Rimbaud.

FSM.- ¿Cómo ves la poesía que se hace en este momento en España?

JLR.-Hay una generación en activo muy valiosa: la de los Novísimos. De mi generación, muchos prefieren ser epígonos de la poesía de la Experiencia. Hay muchos poetas malos en mi generación, pero hay también otros muy buenos: Pérez Azaústre, Javier Vela, Antonio Lucas…

FSM.- Has ganado importantes premios literarios como el Jaime Gil de Biedma o el Loewe ¿Cuál de todos tus poemarios te ha hecho sentir que has llegado a lograr un buenísimo libro y por qué? O mejor dicho, ¿con cuál te sientes más satisfecho?

JLR.-Me siento satisfecho de toda mi poesía desde La luz y la palabra en adelante. Pero siempre intento conseguir algo más, llegar más lejos, no detenerme en lo que ya he escrito. Por ello, el mejor libro siempre está por llegar.

FSM.- ¿Cómo crees tú que se aprende más, leyendo poesía o escribiendo poesía?

JLR.- Se puede leer poesía sin escribir poesía, pero no se puede escribir poesía sin leer mucha poesía. Leer es lo fundamental; después, escribir y, además de escribir, intentar tener claro cuál es la estirpe a la que pertenecemos como creadores.

FSM.- ¿Cuál crees tú que es la misión de un poeta, si es que crees que tiene alguna?

JLR.- La misión de un poeta es hacer más hermosa la vida, más plena, más útil, dotarla de mayor sentido gracias a la palabra poética.

FSM.- Hay muchos poetas jóvenes como tú o incluso más mayores que tú. ¿Podrías sugerir algunas ideas para que progresen en su camino de poetas?

JLR.- Lo que ya he dicho: leer mucho y saber cuál es el camino que ha de escoger cada uno.

FSM.- Y para acabar porque no quiero abusar de tu valioso tiempo, podrías dejarnos un poema al que le tengas una especial consideración para los lectores de Paraninfo Poético. Muchísimas gracias y enormemente agradecido.

JLR.-Muchas gracias a ti, Fernando. Y enhorabuena por tu blog. Os dejo un poema inédito. Un abrazo.


MI LUCHA CON LA MOSCA

Ángel mío, ¿me anuncias mi mañana?

Anúnciame también otro esplendor.

Ángel negro y sonoro, tartamudo,

¿qué sol has visto en mí

que me cantas y el mar nos ha cercado?

Qué solos estamos, ¿verdad?

Qué solos estamos.

De mi cuerpo al cristal, el paraíso

es tu misión que zumba, tu ovillo peligroso.

Tanto luchamos y ninguno puede

abrir esa ventana.

Ni tú ni yo veremos quién te envía

a escribir en mi piel con tus espadas, con los dedos de Ruth.

Mi familia marchó, yo luché con la mosca.

Una mañana y una tarde y un día

estuve luchando con ella.

Se rompieron los sellos más líquidos de otoño.

Detrás de la ventana era amarilla

la eternidad.

Y el oro peregrino

se detuvo en las cofias asombradas

de las muchachas belgas al salir del sermón.

Nada supe después, nada aprendí,

sino una montaña

transparente, un alud de leves huesos

hacia arriba, rocío del milagro.

Yo que pude haber visto

el temblor de la eterna primavera,

yo que pude haber sido

otro ángel más dócil,

tuve sólo la gloria de luchar

al borde del Edén.

Si vuelves, mosca mía, si regresas

de pronto y ya no estoy,

si acaso duermo en una calabaza,

despiértame, exterminio,

despiértame sonando, clarín de Apocalipsis,

mi azul revelación.

Y yo, que aguardo el día, lucharé,

yo que espero la gracia.

José Luis Rey

viernes, 15 de abril de 2011

Juan Bernier. DIARIO


En estos días de Cosmopoética se ha presentado el Diario de Juan Bernier publicado por la editorial Pre-textos. Cito textualmente lo que pone en la contraportada del libro:

Durante los años decisivos de su juventud, el poeta del grupo Cántico Juan Bernier (La Carlota,1911-Córdoba,1989) escribió un diario íntimo y secreto que se publica íntegramente en este volumen por vez primera. El hecho de que lo mantuviera oculto hasta poco antes de su fallecimiento, momento en el que se decidió a corregirlo para su posterior publicación, es un indicio de la sinceridad radical con la que se refugió en estas páginas durante los tiempos de la guerra y la posguerra españolas. Tiempos lúcidamente descritos por un intelectual libre-pensador y homosexual de la talla de Juan Bernier.

La muerte sorprendió a su autor poco antes de concluir la corrección de esta apasionante obra autobiográfica, lo que constituye una prueba de consideración de la misma como obra artística, así como de su deseo de que finalmente fuera editada la que, en rigor, es su primera obra literaria. En ella, junto a Bernier, son parte fundamental nombres bien conocidos por los lectores de poesía, entre los que destacan los miembros fundadores de la futura revista Cántico Pablo García Baena y Ricardo Molina. Sin duda se trata de una obra de indudable valor artístico y documental. Al que hay que añadir su valor como testimonio humano, posiblemente el único que le llevó a escribir este texto "hijo de las mismas ansias que impulsan el alma a buscar en los brazos ajenos una compensación a la absoluta soledad de los sueños, los deseos o los vicios".

Por su lucidez, desnudez, valentía, sinceridad y radicalidad, el Diario de Juan Bernier constituye una de las cimas de la literatura autobiográfica en España.

lunes, 11 de abril de 2011

Entrevista a Manuel Gahete


FSM.- Manuel Gahete es uno de los poetas vivos más importantes que tenemos en Córdoba después del grupo Cántico. Y, además, con una larga trayectoria de poemarios de calidad que lo avalan. ¿Nos podrías contar cómo fueron tus comienzos poéticos y cómo se despierta en ti la vocación por la escritura poética?

MG.- Prácticamente desde que tengo uso de razón. En los fuegos de campamento, apenas había alcanzado la pubertad, cuando los monitores nos reclamaban, en torno a la hoguera nocturna, para que interviniéramos interpretando lo que más nos gustaba o lo que mejor sabíamos hacer, yo nunca dudé en recitar poemas de mi propia creación o contar algún cuento que había inventado. El primer poema “serio” que recuerdo haber compuesto devino provocado por la pérdida de un amigo que se ahogó con solo doce años de edad. Y por supuesto los poemas de amor, cientos de poemas que llegué incluso a encuadernar y hoy probablemente no publicaría.

FSM.- No sé si es ponerse trascendente, pero tú, Manuel Gahete, ¿por qué escribes poesía? ¿Qué se busca en el acto de la escritura poética?

MG.- Nunca se sabe muy bien cuál es la razón última que te arrastra a escribir poesía. Como te digo, yo me recuerdo escribiendo poesía y prosa desde que era un niño. Lo escribía todo, mis decepciones, mis ilusiones, mis sueños, mis quimeras. Aunque rompí –o extravié- muchos de aquellos primeros escritos, conservo otros –meros apuntes balbucientes- que se remontan a edades ya olvidadas. No concibo mi vida sin la literatura. Es parte de mí. Soy parte de ella. Me ha concedido algunas de mis más satisfactorias páginas existenciales y ha sofocado también otras terribles. Siempre ha sido un bálsamo, un drenaje (no oculto que, a veces, doloroso) que, al final, me ha convertido en mejor hombre, más tolerante y más libre. A través de la escritura he llegado a conocerme y, sobre todo, a entender en buena medida a los demás.

FSM.- Manuel, has ganado importantes premios literarios como –por nombrar algunos- el premio Ricardo Molina, Miguel Hernández, San Juan de la Cruz, Mariano Roldán, Ateneo de Sevilla, etc. ¿Qué características crees que debe tener un buen poemario para que podamos decir que estamos ante una obra poética de calidad?

MG.- Mis planteamientos son claros. Un buen libro de poemas debe arrancarnos dolor, júbilo, esperanza, desasosiego, reflexión, éxtasis, pasión, bonanza. No puede dejarnos indiferentes porque la poesía es sobre todo arrebato, como testimoniaba Alessandro Baricco en la inauguración de Cosmopoética: “un grito en busca de una boca”. Aunque cada poema es una historia en sí misma, el libro que los contiene debe aparecer estructurado, ser coherente en su forma y contenido, incluso cuando se buscan los contrastes. Marinero en tierra de Rafael Alberti es un libro bien orquestado, aunque los poemas que lo componen respondan a diferentes metros, tiempos y tradiciones. Perito en lunas de Miguel Hernández es un libro redondo, cerrado. Su armonía temática y formal potencia la intensidad de lo escrito. Y finalmente debe consagrarse a la palabra. Era Mallarme quien afirmaba que “la poesía está hecha con palabras”. Nadie después ha podido rebatir con buenos argumentos esta tesis crucial que, evidentemente, posee una poderosa virtualidad de interpretaciones.

FSM.- ¿Y un poema? ¿El poema en sí mismo como la parte de un todo se puede decir que tiene claves para saber que estamos ante un poema bien hecho? ¿O un poema es el resultado de algo hecho al azar y que nada tiene que ver con claves?


MG.- En el poema tienen que confluir muchas claves. No es espontáneo ni intocable, como no lo son la tempestad y la lluvia aunque aparentemente respondan a hechos incontrolados. El poema se asocia siempre a estados del alma y necesita un modo especial de sentir y hasta de ser. No todo el mundo puede escribir poemas porque tampoco todo el mundo está capacitado para el deporte o las matemáticas, lo que no impide que todos podamos conmovernos y sentirnos solidarios con su lectura. Además, debe dejarnos la sensación de escuchar música, de arrastrarnos a través de sus sonidos, de hacernos “ver” y “sentir” en la palabra todos esos sentimientos. El ritmo sustenta la poesía. Puede contemplarse en la violencia del incendio o bajo las brasas de la ceniza, pero ineludiblemente nos tiene que quemar. Y sin duda debe llevarnos más allá de lo que somos y sentimos, o mejor, hacia lo que somos y sentimos en toda nuestra plenitud. Hablamos de metáfora, de trascendencia. ¿Quién puede poner límites a la imaginación o el misterio?

FSM.- ¿Cómo abordas la actividad poética? ¿Te sientas a escribir con una disciplina horaria o escribes según te vaya viniendo la inspiración?

MG.- No dudo de que la poesía, como todo arte, admita disciplina. Yo nunca he podido ni sabido imponérsela, aunque comparto con Picasso que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.

FSM.- Has cultivado no sólo la poesía sino también el ensayo y la escritura dramática. ¿Dónde te sientes más cómodo y por qué?

MG.- Sigo creyendo en la ordenación de los géneros literarios y entiendo muy bien que haya autores capaces de tocarlos todos, conociendo las características de cada uno, y hasta lo haga bien en todos ellos (Quevedo es modelo ejemplar). Pero, como Cervantes en la novela, donde más a gusto -y más yo- me encuentro es escribiendo poesía.

FSM.- Me gustaría saber cuáles son tus poetas favoritos y si crees que alguno de ellos ha influido en tu forma de escribir poesía.

MG.- Tengo muchos poetas favoritos, pero sobre todo me atraen aquellos que tiene un especial afecto por la palabra sonora, musical, sorprendente; por los que saben extraer los significados precisos; y, sobre todo, aquellos capaces de transformar, con lenguaje visionario, los contextos de la realidad. Así Góngora, Quevedo, San Juan, García Lorca, Miguel Hernández, García Baena, Antonio Carvajal…

FSM.- De tu larga lista de libros de poesía, ¿hay alguno de ellos con el que te identifiques más o que te guste más por alguna circunstancia especial?

MG.- Aunque no sé bien por qué, le tengo un especial afecto a La región encendida (surge tras un largo proceso de maduración poética); pero –como ocurre con los hijos- todos han dejado en mí una imborrable marca de identidad, cada uno con su significación concreta.

FSM. Como crítico literario ¿Qué te parece el panorama poético de Andalucía en este momento?

MG.- Estoy convencido de que existe, por parte de los críticos, una honda preocupación por revalorizar la obra de los autores andaluces que no se ve correspondida por las instituciones. Ciertamente, la situación de crisis afecta a todos los estadios de la vida; y la cultura –muy especialmente la literaria- queda reducida a territorios marginales que, a su vez, marginan, potenciando solo la creación de determinados autores afines a tendencias políticas o ideológicas. De cualquier manera, sigo creyendo en la posibilidad de un nuevo horizonte.

FSM.- ¿Tiene la poesía algún papel que cumplir en la sociedad? O dicho de otro modo. ¿Tiene o debe tener la poesía alguna misión?

MG.- La celebérrima y repetida sentencia de Celaya (“La poesía es un arma cargada de futuro”) ha perdido vigencia, que no vigor, porque ahora interesa menos el futuro que el prosaico presente de lo fácil. La poesía es una manifestación intemporal del alma humana y, por tanto, su futuro está consolidado. Pero esto no significa que traspase esa barrera de la inmensa minoría juanramoniana. No podemos perder de vista el tiempo en que vivimos y adaptarnos a él, sin rendición, con inteligencia, buscando que se escuche este lenguaje diferente de expresarse, quintaesencia de lo literario, crisol de una fuerza interior esencial no visible a los ojos. Si no existiera, seríamos cada vez más torpes, más intolerantes, más egoístas, menos humanos.

FSM.- En casi todas las entrevistas me gusta preguntar al entrevistado que me dé su definición de Poesía. ¿Podrías, por favor, decirme qué es para ti la poesía?

MG.- Poesía es vivir más allá de la vida.

FSM.- Para finalizar podrías decirnos en qué proyectos literarios estás trabajando en este momento.

MG.- Acaba de publicarse, en la editorial sevillana ‘La isla de Siltolá’, dirigida por el escritor Javier Sánchez Menéndez, mi antología poética El tiempo y la palabra (1985-2010), 25 años dedicados a escribir poesía, no sé bien si a vivir o desvivirme. Se presenta el día 6 de mayo, a las 19’00 horas en la carpa de presentaciones de la Feria del Libro. El prólogo está realizado por uno de los más grandes hispanistas contemporáneos, el doctor Gabriele Morelli, de la Universidad de Bérgamo. La selección y el estudio introductorio son obra de Marina Bianchi, profesora también de esta universidad italiana que me insta a seguir escribiendo. Lo que ella no sabe –o sí- es que la poesía –la escritura- para mí es alimento del espíritu. Si no lo consumo, me consume. Siempre estoy escribiendo un nuevo libro de poemas. “Patria” pertenece a él. Lo has escuchado y leído. Ya me dijiste que te había conmovido. No tengo más pretensión. Aparte, sigo escribiendo una novela. Es un género que me atrae cada día más, sin renunciar a la poesía. Y me interesa mucho el teatro y el mundo infantil y la crítica literaria. Sólo espero tener tiempo para todo. Más tiempo todavía para entregarme más a lo que amo.

FSM.- Muchísimas gracias, Manuel Gahete. Ha sido un placer. De todos tus poemas ¿podrías elegir uno que te guste mucho y que quisieras que publiquemos aquí para disfrute de los lectores de Paraninfo Poético?

MG. Manuel Mantero intuyó la trenzada relación entre escritura y vida que empapaba mi poesía; esa fuerte atracción erótica, sexual incluso, que desbordaba la realidad para convertirse en expresión del deseo: la mística de lo físico, lo carnal de la palabra.


Poética

Detenidos, apenas

un leve gesto sobre el pie desnudo,

una caricia leve,

un leve aliento,

quebradas las rodillas,

el seno,

la mirada,

toda la fe,

la vida,

el color de los mares,

la lluvia,

el rojo de los campos fríos,

el hondón de las grietas,

los fémures,

la risa,

el oloroso nombre de los labios,

la sal,

la lengua,

la mirada turbia,

el racimo de salvia,

la saliva,

el ardor apurando

esos restos de alquimia de la muerte.


Nada como la lucha abierta de los cuerpos.

Nada es más dulce,

nada que tu boca

y ese vago dominio del amor en la entrega.


El amor que ennoblece a aquel que ama y embellece al amado.



[De Mitos urbanos - V Premio Ateneo de Sevilla - Algaida, 2007]

jueves, 7 de abril de 2011

Entrevista a Alfredo Jurado


FSM.- Cuando echas la mirada hacia atrás y recuerdas tus primeros pasos en la poesía, ¿qué recuerdos te vienen a la memoria?

AJ.- Se me aproximan dos momentos: uno, el que representaría la edad de veinte años, en la que ya escribía poemas, los que leía a amigos cercanos; lógicamente era una etapa insegura y en la que me llenaba de vanidad el que me los elogiasen. Otro momento, al principio de los años 80, cuando me empiezo a relacionar con poetas. Acudía a tertulias en las que se hacía crítica, y comentarios de todo lo leído; allí es donde empiezo a preocuparme de la técnica, la musicalidad, con las que realmente se debe escribir un poema. Tuve suerte, ya que conocí allí a varios poetas que me merecen alto respeto.

FSM.- ¿Cuándo y cómo te das cuenta de que verdaderamente la poesía es ya una vocación a la que no puedes renunciar?

AJ.-Entiendo que fue en éste segundo momento, que acabo de referir anteriormente, en el que creo que escribir poemas es una manera de pensar y de sentir; es un modo de vida. Realmente hacer poesía, es ver el mundo tuyo, manifestar tus impulsos, tu sentimiento, mediante ese lenguaje por el que optas, y que está lejano del cotidiano, del coloquial, del narrativo propiamente dicho.

FSM.- Alfredo, tú eres cofundador del grupo Astro de poesía, ¿qué te ha aportado pertenecer a un grupo poético?

AJ.-Hacia el año 86, un grupo de poetas, que pertenecíamos a las tertulias literarias ya mencionadas, decidimos crear nuestra propia Revista Literaria. También una colección de libros, pues contábamos con editorial propia; con anterioridad, habíamos constituido el Aula de Cultura Astro, con la que pretendimos fomentar y difundir Cultura en nuestra ciudad. Allí estábamos Encarna García Higuera, Soledad Zurera, y yo mismo, después vinieron Antonio Varo Baena y Pilar Sanabria. A todos nos unía la amistad, y el impulso poético del que ya hemos hablado. Sentimiento que seguimos manteniendo vivo; eso es valiosísimo y enriquecedor a nivel personal. Nos ha hecho compartir muchas cosas, sobre todo el tiempo, y el afán de seguir en este menester.

FSM.- De tu obra poética, ¿con qué libro o libros te identificas más y por qué?

AJ.- Hay tres momento, tres libros que lo marcan: “ Mar de Liturgias”, mi primer poemario, el que me dio pistoletazo en esta trayectoria. “ Mester de Amante”, en el que me manifiesto como poeta de oficio, poeta que ha encontrado su camino, y “Paraíso Perdido” en el que creo que mi lenguaje se desnuda, para dar paso prioritario al sentimiento lírico.

FSM.- ¿Para qué crees tú que sirve la poesía?

AJ.- Podría asegurar que es un género para poetas, sólo somos los poetas, quienes lo leemos en profundidad, desde el afán de extraer todo su jugo. Es un nobilísimo Género. El más bello de todos, los tradicionalmente aceptados. Es un género plástico, que incita a la reflexión, y a la sugerencia. Es un género que invita la analítica del contenido. por ello es, que tenga menos lectores que otros géneros. El lector, en líneas generales, prefiere no complicarse la vida, y es por lo que prefiere la Narrativa, donde casi todo se da hecho.

FSM.- ¿Podrías darnos tu propia definición de la poesía?

AJ.- Podríamos intentarlo; ya lo he hecho por obligación, cuando he sido ponente al respecto, impartiendo ideas. Cuando como docente me ha correspondido hacerlo. Podríamos atender su genealogía, y ello nos serviría, nos ayudaría. Pero no voy a dar otra definición más de cuantas haya; seguro que incurriríamos en pedantería y tópicos. Creo que la poesía se define así misma, cuando está expresada en versos, y éstos no son otra cosa, que flóculos diminutos del alma del poeta que los expresa.

FSM.- ¿Cómo trabajas la poesía? ¿Te sientas y te disciplinas y esperas a qué venga la inspiración o solamente escribes cuando te viene la idea de un poema?

AJ.-No encuentro una manera sistemática para escribir. Casi siempre escribo en la noche, cuando nada me interfiere. Quizá sea la noche la que me aboque a la inspiración, o cuando me acuden las ideas. Luego viene la segunda parte, la parte más sacrificada, la de dar la forma oportuna a cada poema, a cada libro.

FSM.- En Córdoba hay cientos de poetas que buscan un hueco en la poesía, ¿crees que hay cabida para todos, y dime qué te parece el panorama poético de nuestra ciudad?

AJ.- Sí, Córdoba está llena de poetas; de sus atarjeas parece que fluyan los poetas. Si buscar un hueco significa empujar, dar codazos para aparecer en ese hueco, eso me parecería más que aparecer en el panorama poético, formar parte de una batalla campal, una lucha libre. No sería esa la auténtica función que yo le guardo al poeta. El poeta debería disfrutar escribiendo y madurando, para hacerse como tal; es cierto que debe darse a conocer, pero contando con que tenga algo para dar, y ese algo se consigue con buena obra y buen trabajo. Al poeta no debe faltarle ni el presente, ni el existencialismo. El futuro, la posteridad, Dios la dirá….O no la dirá jamás.

FSM.- ¿Qué poetas han dejado una influencia en tu poesía? Y dime, ¿cuáles son esos poetas a los que relees una y otra vez?

AJ.-Después de tanto tiempo, he tenido posibilidad leer a muchos/as. Leo a todos/as mis contemporáneos/as. No suelo releer al mismo poeta sino cuando viene al caso y puntualmente.


FSM.- Y dinos algo para nuestros lectores, ¿por qué crees que debemos recomendar que se lea poesía, qué nos aporta?

AJ.- Como docente siempre he procurado inculcar la lectura de poemas; la he procurado de manera diferente a la académica, a tradicional, que llegó a ser encontrada aburrida y tópica. Suelo sugerir de manera inductiva, que el poema sea leído colectivamente en el aula, con frecuencia iniciado por el propio docente, y desde esa lectura extraer sugerencias; las más atractivas para el alumnado. Hacerles a la postre percibir el sentido de belleza y la musicalidad, ya que así desarrollaremos capacidades que están interiorizadas.

FSM.- Muchas gracias, Alfredo por prestarte a contestar estas preguntas. Y para acabar podrías dejarnos uno de tus poemas preferido y explicarnos por qué has elegido este poema?

AJ.- A veces me cuesta discernir cuál es el poema más adecuado para el lector, ya que, como creaciones mías, todos tienen su cuadrícula en mi interior. Os elijo éste, creo que consigue ser muy visual, cualidad de evidente valor para la intención poética.


DONDE EL SILENCIO ACECHA

Una fuerza telúrica me lleva hasta el lugar

que hoy está tupido por la grama;

deambulo largamente, como lo hiciera un alma

sigilosa y descalza.

En la espalda percibo la celada del aire,

sonará entre las cañas cencidas por la sed.


En la orilla aletea el ave de la tarde,

domeña con sus alas de rapaz moribunda,

el resplandor cobrizo que nos marca el poniente.

Entonces no es posible, para el alma,

sino la paz inmensa que se extiende a lo ancho;

se borrará despacio la silueta

de todo lo lejano.


Es muy triste la muerte del camino

cuando vela en su fondo

aquel espacio íntimo que habita en la memoria.

lunes, 4 de abril de 2011

Tratado de la sed, de Pilar Sanabria


La Fragua de Metáforas ha editado Tratado de la sed, de Pilar Sanabria. Se trata del nº 1 de la Colección Hojas del Fuelle, que dirige la también poeta Mertxe Manso, a quien por cierto hay que felicitar por la gran belleza de estos opúsculos poéticos en donde se aúna el arte pictórico que recubre todo el libro. En este caso José Luis Checa ha ilustrado la portada y los interiores y Eva Espino la contraportada. El resultado es magnífico sabiendo que viene avalado también por Ediciones depapel. Así que no nos queda más que reiterar nuestra enhorabuena a esta iniciativa cultural tan interesante.

En Tratado de la sed Pilar Sanabria nos entrega unos poemas delirantes, abrasivos, donde las palabras juegan a ser un volcán de emociones, un entramado de voracidad y de entrega a una causa que nace y se expande por las corrientes intrínsecas del pensamiento. Es la suya una poética desgarrada, portentosa, profunda que hace temblar a las mismas palabras poniéndolas sobre las cuerdas. No es su poética sencilla ni fácil, porque galopa por un surrealismo activo de sentimientos. Sus versos derrochan una energía endógena que provienen de lo ancestral más oscuro, por eso cuando llegan al papel petrifican al lector y uno se da cuenta de que está ante una poeta única que tiene como objetivo no caer en la generalidad y ser ante todo ella misma, esa poeta que lleva dentro todos los magmas del deseo y del amor, pero también del dolor y la derrota. Mi más sincera felicitación a Pilar Sanabria Cañete por estos poemas de la sed.


Le dejamos con uno de los poemas


ÁGAPE


Este tiempo es un pastel pedante que comemos,

ambiciosa glucosa de las horas.

Deseo un banquete

del fetal vino de un vientre,

la confitura a oscuras de cuerpos en llamas,

esa espesa chocolatina de la noche

derritiéndose en los sexos.

Quiero la agreste hierbabuena

de las escenas al desnudo,

el alto colesterol de unos ojos olivos.

Amo el vegetariano desarreglo alimentario

producido por las migas de unas piernas

y el color salmón de una piel

en la bodega de mi boca.

viernes, 1 de abril de 2011

Entrevista a Joaquín Pérez Azaústre




FSM.- Joaquín, eres un poeta y narrador joven que enseguida te convertiste en un escritor reconocido cuando ganaste el premio Adonais de poesía. Pero ¿cómo fueron tus primeros pasos, tus comienzos en la escritura antes de llegar a ganar este reconocido prestigioso premio?

JPA.- Siempre me gustó leer. De vez en cuando escribía alguna tentativa de poema, de cuento. Incluso empezaba novelas que luego no pasaban del capítulo 2. Nada diferente, me imagino, a muchos otros escritores. Sin embargo, sí recuerdo que a los 16 años acabé, por primera vez, un relato. Esa sensación, de haber concluido algo, la conservo muy viva. Luego seguí escribiendo otras narraciones, y en 1994 mandé mi primer artículo al Diario Córdoba. Me lo publicaron en la sección de Cartas al Director, pero meses después ya tenía mi primera sección semanal. Desde entonces, no he dejado de publicar en prensa escrita. Justo antes del Adonais, me dieron una Beca de Creación en la prestigiosa Residencia de Estudiantes de Madrid. Estos fueron los primeros pasos.

FSM.- Trabajas diferentes géneros literarios desde la poesía, la narrativa, el artículo periodístico, ¿dónde te sientes más cómodo y por qué?

JPA.- Cómodo o incómodo, en todas las formas por igual. La escritura es de por sí incómoda, por más que sea nuestro medio natural en el mundo. En cuanto a los distintos géneros literarios, depende. Digamos que cada motivación, y me refiero a un instante, a una idea, un pensamiento o una crítica, o una evocación, esos materiales que te lanzan a escribir, te dicen por sí mismos el vehículo escogido en el que se van a expresar mejor.

FSM.- Hablemos de poesía y de poemas. ¿Cómo escribes los libros de poesía, tienes primero la idea y luego te pones a trabajarla o escribes poemas según te vaya viniendo la inspiración y luego conformas un todo con los poemas más afines?


JPA.- Escribo los poemas y los dejo apartados. A veces tengo una idea del sentido unitario del libro, pero a veces no, llega más tarde. Hay un momento en que, cuando llevas ya varios, escribes el siguiente y te das cuenta de que ya estás en otro libro. Entonces llega la fase de revisar lo escrito, corregir, tachar, prescindir. Y de escoger un título, que también puede haber estado presente durante la escritura. Es lo que me ha ocurrido con mi último libro, Las Ollerías. Desde un principio todo estaba muy claro.

FSM.- ¿Qué requisitos debe tener un buen poemario bajo tu punto de vista para considerarlo de calidad?

JPA.- Si entendemos calidad como un certificado de garantía en la exigencia personal, son imprescindibles la autenticidad y el rigor, la elusión de lugares comunes, de expresiones poéticas tan sobadas que ya no significan, y la ambición. El prestigio de lo mínimo, de lo anodino, de la palabra hueca, tiene la impotencia como punto de partida.

FSM.- ¿Y un poema? Cómo sabemos que estamos ante un buenísimo poema? ¿Qué características debe tener para considerarlo una obra de arte?

JPA.- Más o menos lo mismo.

FSM.- Sigues ganando premios importantes y estás produciendo constantemente, ¿qué papel juega la disciplina en todo esto? ¿Trabajas mucho diariamente? Cuéntanos, por favor.

JPA.- La disciplina es la preparación física del escritor, su entrenamiento diario. Sin disciplina en la escritura –que es también lectura y reescritura- no puede haber creación.

FSM.- Eres sensible a temas como el pacifismo, la igualdad de géneros, etc. ¿Qué papel y qué implicación debe tener un escritor en los asuntos de nuestra sociedad?

JPA.- Soy escritor, pero ante todo soy ciudadano. Mi implicación cívica la desarrollo en ambas vertientes, para mí entrelazadas. Las columnas de opinión me dan la oportunidad de dar mi punto de vista sobre asuntos de manera directa, pero eso no significa que no puedan aparecer, esos mismos asuntos, también en un poema o en una novela. Pero siempre, claro, con exigencia literaria. Un escritor debe implicarse tanto como un actor, un abogado o un médico: en la medida en que se lo dicte su conciencia. Admiro la inteligencia y el valor de escritores como Albert Camus, y su compromiso convertido en verdad literaria, del mismo modo que el mero panfleto, desprovisto de argamasa intelectual, me interesa menos. ¿Literatura comprometida? Juan Ramón también lo es, porque tiene el compromiso más alto: con la plenitud del hombre. ¿Literatura del ahora, que critica el instante? Claro que sí. Pero Literatura: los temas nunca son una coartada.

FSM.- Acabas de ganar el premio Loewe con el libro Las Ollerías. ¿Has llegado ya a lo más alto en la poesía? ¿Qué te queda?

JPA.- Con Las Ollerías siento una gran satisfacción interior. Es el libro que contesta todas mis preguntas, planteadas al día de hoy y también en todos mis libros anteriores. No creo haber llegado a ninguna parte en la poesía, como me planteas, pero sí estoy seguro de haber alcanzado mi cota mayor, al menos por ahora, en mi propia poesía.

FSM.- ¿A qué poetas admiras? ¿Quiénes crees que han dejado en ti alguna influencia?

JPA.- Son demasiados. Por ceñirme a los vivos, y de nacionalidad española, los miembros del jurado del Premio Loewe y Pere Gimferrer.

FSM.- De todos tus libros de poesía publicados, con cuál te identificas más y por qué

JPA.- Las Ollerías. Es mi radiografía emocional, un autorretrato. Ese libro soy yo.

FSM.- Muchísimas gracias por tu generosa entrevista, Joaquín. Por favor, ¿podrías dejarnos un poema con el que te sientas más satisfecho? Un millón de gracias.

LAS OLLERÍAS

Aún es pronto para volver a casa:

me han curvado la espalda los enanos

que he venido cargando desde siempre,

los que duermen la siesta en mis bolsillos

para ralentizar mi digestión.

Aún es pronto para volver a casa,

aunque pisé los límites.

Pensé que nadie me podría reconocer.

Escuché los ladridos, temí el polvo naranja.

Recordé la alcancía oculta bajo el mueble.

¿Qué ha sido del nervio, el escondite

bajo un muslo de reina y el metal de unas manos?

Ahora los disfraces son de piel

y miro la avenida desde lejos, ya muy lejos

del sol y de los otros,

que alguna vez volaron para aplacar mi fiebre.

Sé lo que estás pensando: aún es pronto,

y casi no he cumplido mis pactos con la vida.

Es muy pronto aún, pero qué esperas,

si tu voz se me clava en los tobillos

y me amansa la angustia, el temor de un insomnio.

Dentro, en mí, habitas aún la casa.

Otros vinieron antes, y ya la vaciaron

de ti, de tus vestidos, de tus plantas vivaces

a las que siempre hablabas de mí, entre otras cosas.




Perteneciente al libro Las Ollerías (Visor, 2011)