miércoles, 26 de diciembre de 2012

Entrevista a Daniel García Florindo



FSM.- Vives en Sevilla, pero naciste en Córdoba, y fue en esta ciudad donde empezaste tu actividad como poeta. ¿Cómo recuerdas aquel tiempo?

DGF.- Efectivamente, nací en Córdoba y he vivido en esta ciudad casi treinta años, es decir, toda una vida. Una vida muy afortunada, gracias al paraíso perdido que resulta de una infancia y una juventud feliz. Probablemente ese paraíso caducó para mí al cumplir los diecisiete, una edad muy fronteriza también emocionalmente, pues a los pocos meses murió mi padre. Córdoba, pues, es la ciudad donde se construye mi memoria y mi sentimentalidad, la persona que soy, donde queda uno de mis hermanos, algunos pocos amigos (pues la mayoría también volaron) y un sentimiento extraño y contradictorio de volver a un lugar al que no perteneces, pero que está dentro de ti.

FSM.- Por aquellos años coordinaste el aula de Cultura de la facultad de Filosofía y Letras de Córdoba y fuiste responsable de la antología El siglo que expira. Luego codirigiste con Juan Carlos Reche el ciclo Las noches del Can Can así como la colección de poesía independiente La nube de Goku, ¿qué significó todo aquello para ti?

DGF.- Sin duda, aquellos años universitarios fueron claves para mí. Tras dejar el instituto y un breve paréntesis laboral, tuve la oportunidad de retomar los estudios universitarios con una edad algo más avanzada. Esta circunstancia me hizo valorar mucho mejor el tiempo que pasé entre las aulas universitarias para disfrutarlo a tope. También tuve desde el primer momento muy claro un afán por dinamizar y activar la cultura desde nuestra responsabilidad como estudiantes de letras universitarios. En el último año de carrera, efectivamente, fui el Coordinador del Aula de Cultura de la Facultad y, como recuerdo, coordiné la antología El siglo expira, que ha quedado como un referente, una imagen fija de un momento muy interesante de la poesía cordobesa actual. Por otra parte, Las noches del Can Can fue una manera de expandir aquel activismo cultural fuera de la universidad y de la oficialidad cultural. Hacíamos aquel ciclo poético ya legendario que fue el origen a otras iniciativas poéticas. Con el tiempo, ese fermento originó el gran festival de poesía Cosmopoética. Can Can empezó con Raúl Alonso y fue continuado por otros amigos como Juan Antonio Bernier, Eduardo Chivite, Juan Carlos Reche y yo mismo. Por cierto, de todo esto y de mucho más se habla en la completa antología que Eduardo Chivite y Antonio Barquero prepararon con la editorial sevillana El cangrejo pistolero, titulada Terreno fértil. Un ámbito poético. (Córdoba, 1994-2009).

FSM.- ¿Cuáles han sido la nómina de poetas que más te han gustado y que más han influido en tu actividad como poeta?

DGF.- Difícil de concretar esa nómina por su amplitud. Sin duda, cada poeta aporta algo único y sorprendente que lo define también como persona. Partiendo de los clásicos, aún recuerdo mi primer encuentro con Quevedo y su “amor más poderoso que la muerte” o, algunos años atrás, cuando les leía en voz alta a mis padres el Romancero gitano y el Poema del cante jondo. No obstante, reconozco en Góngora el origen del fenómeno poético, la perfección técnica del lenguaje. Pero si tengo que elegir a un poeta que realmente me ha influido en mi poesía tendría que quedarme con Antonio Machado, donde confluye indisolublemente lo ético y lo estético. De la Generación del 27 soy devoto de Alberti y Cernuda, entre tantos grandes, además de Lorca ya señalado y la línea gongorina, como buen andaluz y cordobés. Así, presentes están los poetas de Cántico, junto con los de la generación del 50, José Hierro, Gil de Biedma, Ángel González hasta los poetas de la otra sentimentalidad como Javier Egea y Luis García Montero en los años ochenta y hasta ahora. Este último, probablemente, es el que más me sigue influyendo y así lo reconozco, al margen de que en el actual campo literario sea un blanco llamativo para encender polémicas. A mí sólo me interesó su poesía potente, inteligente, clara, emocionante, real. 

FSM.- ¿Cómo definirías tú la poesía?

DGF.- Aún sigo tratando de definirla y no quisiera dejar de hacerlo. Probablemente la poesía se defina en cada poema. Y cada poema es la expresión fija de algo continúo, fluyente, como la realidad, pero que no es la realidad, pues ¿qué es la realidad? La poesía indaga, busca, se pregunta y crea presencia, cristaliza nuestro pensamiento en una expresión lingüística en la que nos reconocemos en un momento dado como en un espejo que devuelve la emoción que una vez sentimos.

FSM.- ¿Qué debe tener un poema desde tu punto de vista para considerarlo que tiene calidad poética?

DGF.- Grosso modo y, por este orden, emoción, inteligencia y ritmo. Su calidad poética dependerá de cómo se integren esos tres elementos o, con otras palabras, de cómo forma y fondo se unan armoniosamente potenciándose ambos aspectos de manera recíproca.

FSM.- ¿Qué te atrajo de la poética del gran poeta cordobés Juan Bernier para llevar a cabo ese trabajo recientemente publicado por Pre-textos?

DGF.- De su poética me atrajo precisamente el aspecto menos estudiado del poeta y, paradójicamente, el que mejor lo define, su vertiente social.

FSM.- ¿Qué personaje hay detrás de los versos de Juan Bernier en La compasión pagana desde el punto de vista humano?

DGF.- Al hilo de la pregunta anterior, La compasión pagana recoge los poemas donde mejor se percibe esa vertiente social que he mencionado. El paganismo no deja de ser una forma de disidencia ante la falta de libertad y de la injusticia social, además de ser un subterfugio para burlar la oscuridad de un tiempo en el que Bernier y sus compañeros supieron salvar. Con el título La compasión pagana también me estoy refiriendo a que la bondad o la compasión es la virtud individual de un sujeto concreto, no de ninguna doctrina o ideología.

FSM.- ¿Por qué y para qué crees que se escribe?

DGF.- Yo escribo para comprender mejor el mundo y comprenderme mejor a mí mismo, porque me ayuda a pensar y, en esa medida, a pasar por la vida dejando cierta huella de mí que quizás a alguien le interese o, al menos, recuerde quién fui.

FSM.- ¿Qué te aportó cada uno de tus poemarios publicados y con cuál de ellos sientes que has conseguido un logro mayor?

DGF.- Mi primer poemario Amanecer en Pennsylvania aún sigue dándome satisfacciones. Muchas son las anécdotas que me han ocurrido con ese libro y muchos los poemas que se han ido publicando en grandes antologías y revistas de la talla de Litoral. La última, sin ir más lejos, hace unas semanas en una magnífica antología que Julio Neira ha realizado sobre Nueva York, bajo el título Geometría y angustia.
Fue un libro que creo que se ha proyectado mejor fuera de Córdoba. Incluso en Sevilla, gracias a iniciativas culturales como las que protagoniza Fran Nuño, magnífico poeta y autor infantil. A través de su editorial-librería mi primer libro experimentó una nueva proyección tras diez años de su publicación, lo que hizo posible que nuevas generaciones pudieran leerlo. Fue un completo rescate comercial del libro.
Amanecer en Pennsylvania puede leerse como un único poema, una especie de retablo de personajes disidentes, marginales, a los que quise dar voz. Si en Amanecer en Pennsylvania parto de la historia de distintas vidas (un granjero de Nebraska, un mendigo de Nueva York, etc.) para conformar una misma voz, en mi segundo libro realizo una estrategia opuesta: parto de mi persona fragmentada en distintas emociones para configurar Cuadernos de Lisboa. De hecho, una de las partes de este libro tiene una intención casi de diario íntimo. Es la parte titulada “Nueva formulación de la memoria” donde se incluye los poemas escritos o inspirados en mi estancia en Lisboa desde el 2005 al 2007. Este libro, a diferencia de Amanecer en Pennsylvania, se cocinó muy lentamente a lo largo del tiempo. Es un libro mucho más complejo y diverso. En él cada parte podría escindirse para formar por sí misma un nuevo poemario.
Así que no puedo decidirme por cuál de los dos me quedo. Tan sólo puedo decir que ambos son parte de un proceso que evoluciona. Así, el nuevo libro que estoy terminando no podría conformarse como lo estoy haciendo, sin mi obra anterior.
  
FSM.- ¿Para qué sirve la poesía?

DGF.- De alguna manera, ya he respondido a esta pregunta. La poesía es el género de la intimidad. Puede servir a quienes la necesiten y a quienes la cultivan (tanto escribiéndola como leyéndola). Buscar un fin pragmático me parece algo así como ensuciar su esencia sagrada. Pero naturalmente que la poesía nos cura, nos ayuda, puede cumplir funciones religiosas, espirituales, curativas… En manos del tirano, puede incluso convertir a un emperador en dios, en otras manos puede mover conciencias. En fin, es una pregunta tan compleja y tan dispar como la esencia misma de la poesía que es plurisignificativa o, al menos, es así como yo la entiendo.

FSM.- Nos gustaría que a continuación nos dejaras uno de tus poemas y nos digas por qué lo has elegido. Muchas gracias.

DGF.- Gracias a ti, Fernando, por tus buenas preguntas y el afecto e interés que dejas en ellas. Os dejo, en realidad, dos poemas o un poema doble englobado bajo el título «Díptico de ciudades extrañadas», perteneciente a mi segundo libro Cuadernos de Lisboa. Dejo este poema porque me parece el más apropiado al hilo de esta entrevista. Con él se muestra mucho de lo que te he explicado sobre mi experiencia vital y mi obra poética.





DÍPTICO DE CIUDADES EXTRAÑADAS

                              I  


                       CÓRDOBA

Como el que nada espera del mañana
quien te habita deshace su memoria
en el rumor oculto de tu voz.

Así hablan tus fuentes,
el viento sobre agujas y azahar
en las pequeñas plazas y en tus venas
que no saben hundirse, que no quieren
llegar a un corazón que no conoce.

Usurera y judía me detienes
a cada día azul, a cada paso
que di entre tus raíces y mi infancia,
entre mi juventud y tus excelsos muros
que cercaron la vida de mi padre.

Me detendrá quizá a cada paso
ese rumor del tiempo que no pasa,
esos gritos callados en tus calles,
ciudad que se resiente en mi presencia,
como un temblor de luna sobre el río.

Bajo tu luna, Córdoba, no tiemblo,
ciudad que se resiente
en mí, incómodo huésped que regresa
a tu olvido que nunca es suficiente,
a tu lluvia oxidada, a tu mirada ciega.

            II

LA LUZ DE LISBOA

Era una luz distinta. Y era una luz de invierno
cuando llegó a tu rostro vespertino,
porque una luz más pura se inclinaba nocturna
bajo los aguaceros de Lisboa.

Recuerdo las palabras que no dije
como el rocío frío de tu nombre,
las que pude salvar en el silencio,
en el gesto inconcluso de los labios,
las palabras que fueron a perderse
bajo los aguaceros de noviembre
y tu ropa mojada por la luna de Alfama.

Tal vez fue suficiente una ciudad
para decir que el mundo está siempre nublado
menos allí, amor, claro día de un sueño,
de nueva luz abierta en tu mirada
cuando los barcos llegan a buen puerto
y el corazón se alegra de estar vivo.
Siempre te esperaré en Cais do Sodré
porque también existen los regresos.

Porque también terminan los inviernos, amor,
en la ciudad más triste y más hermosa
donde reina un verdor de esmaltes óxidos
por la melancolía de sus calles. Recuerda,
eras un mirlo blanco entre tanta barbarie
incrédula de tanto, tanto amor imposible
cuando nos despertamos en el barrio de Graça,
cuando el mundo aún recién hecho temblaba
y aún tiembla para siempre
en nuestro amanecer emocionado.

                      Daniel García Florindo
                      Cuadernos de Lisboa, Ediciones en Huida, Sevilla, 2011




sábado, 15 de diciembre de 2012

Entrevista a Fernando Sánchez Mayo

A continuación reproducimos la entrevista que hizo Fernando Calvo García en Torrejón de Ardoz a Fernando Sánchez Mayo con motivo de la presentación del libro Poemas para un escenario.
FCG.- La poesía, ¿te da soledad y la soledad te da frío?
FSM.- La poesía me da compañía, abandono y deriva. La soledad todavía no me ha rozado apenas, aunque por supuesto, como a cualquier ser humano la haya sentido en algunos momentos de mi vida.
FCG.- ¿De qué te ha servido escribir este nuevo libro, Poemas para un escenario?
FSM.- Pues si para algo sirve la poesía es para olvidarse de todo mientras uno la escribe. Y en ese sentido posiblemente me haya liberado de la soledad, pero creo que este libro me ha servido sobre todo para darme cuenta de que dentro de nosotros hay vastas regiones que esperan ser exploradas, y para saber que podemos ser imaginativos buscando nuevas formas de expresión poética.
FCG.- ¿Te encuentras al caminar o vas perdido por la vida?
FSM.- Quizá vaya perdido por la vida, quizás caminando encuentre al que soy, pero es difícil saber con certeza en qué estado estamos. Lo importante es aceptar al caminante que va con nosotros, darle la oportunidad de que se pierda y se encuentre porque es ahí en donde únicamente encontramos la sabiduría.
FCG.- ¿Qué buscas en el otro, qué te da el otro, los otros, y qué te duele de los otros?
FSM.- No estamos solos, los otros que nos acompañan nos lo dan todo y nos lo quitan todo, pero no podemos pensar que quienes nos acompañan nos dan todo el bien y todo el mal que tenemos, porque todo el bien y todo el mal que poseemos, somos nosotros mismos quienes nos lo damos. ¿Y qué buscamos o qué busco?  Yo creo que busco la identificación que es al fin y al cabo lo que más nos une con los demás, pero también se busca el aprendizaje. Gracias al contacto con los otros podemos aprender y ver las diferencias. Porque no lo olvidemos: estamos hechos de diferencias.
FCG.- ¿Qué poesía te gusta y cuáles son para ti los poetas tradicionales y actuales mejores y sus libros?
FSM.- La poesía en general me gusta toda porque todo poeta siempre que escribe pone algo de su ser y eso siempre interesa al lector de poesía. Luego, es verdad que hay un tipo de poesía con la que compartes ese gusto estético y de las ideas, y hay poetas tradicionales y actuales con los que más te identificas. En mi caso, dentro de la poesía tradicional qué duda cabe que me gustan los grandes poetas que están ahí porque han sido aclamados ya que hicieron una hermosa y gran obra poética. A mí me han gustado y he disfrutado mucho con algunos poetas como Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, los poetas de la generación del 27 como García Lorca, Cernuda y Aleixandre. Hay una lista interminable de poetas que me han gustado mucho como Pablo Neruda, Cavafis, Pessoa, Antonio Gala, Caballero Bonald, Ángel Gónzález, los Novísimos, los poetas del grupo Cántico de Córdoba como Ricardo Molina, Pablo García Baena, Juan Bernier, Vicente Núñez, y otros poetas cordobeses como Juana Castro y Manuel Gahete, poeta éste último al que todavía no se la ha hecho la justicia que merece, pero que tiene una interesantísima obra poética que el paso del tiempo no hará sino acrecentar.
FCG.- ¿Te gusta lo que publicas?
FSM.- Es una pregunta que me hace reflexionar sobre mi obra poética. Digamos que de lo que publico, solamente por un diez por ciento de los poemas siento alguna satisfacción plena, del resto de los poemas siempre me queda una gran duda, hasta un vacío, y una cierta frustración porque sé que no están definitivamente en lo más alto. Pero creo que eso es normal. He aprendido que un poema al que tú no lo considerabas en tanta estima, luego vienen los lectores y te dicen, ése poema me ha encantado. Y, de repente, empiezas a valorar lo que tú mismo no habías valorado. Por eso, ante tu pregunta de que si me gusta lo que publico, la respuesta es: no todo me gusta totalmente, pero he puesto tanto amor en crearlo que tal vez y solo por eso, merezcan estar ahí publicado.
FCG.- ¿Hay que escupir cuando se escribe? ( Leopoldo Mª Panero escribió un libro que se titula “Escribir como escupir”)
FSM.- Sé que tu pregunta viene por ese verso de mi poemario que dice: …”pues hay que escupir toda la maldad sobre el mármol blanco / para que sea vista por todos los incrédulos. Verás, yo creo que cuando se escribe es bueno escupir todo lo que llevamos dentro, pero sin que eso se convierta en un escupitajo. Podemos y tenemos el deber de echar todo lo que está aplastado en nuestro interior, todo lo que nos acongoja y no somos capaces de explicarnos en el silencio más rotundo. Por eso la poesía nos brinda la oportunidad de expresarlo todo. Y desde ese punto de vista sí es bueno escupir cuando se escribe.
FCG.- ¿Cuántos gritos hay en Poemas para un escenario de dolor, de lucha, de esperanza…?
FSM.- Creo que el hombre necesita gritar, o mejor dicho gritarse a sí mismo cuál es su compromiso con su propia existencia. Vivimos cada vez más en una sociedad en donde está mal visto expresar emociones y sentimientos. Y es necesario recordarnos que estamos hechos de eso, de emociones y de sentimientos y es bueno expresarlos. No sé si el grito es la mejor manera, pero no es la peor pues nos hace ubicarnos y reflexionar por qué hacemos lo que hacemos y por qué estamos aquí y para qué. El grito es una manera metafórica de decir que existimos y que queremos que nos tengan en cuenta.
FCG.- ¿Cómo debe ser la poesía para el lector? Suave, un grito…
FSM.- La poesía no debe ser escrita para el lector, debe ser escrita para el que la escribe. Luego el lector se podrá identificar o no con ella, pero en principio debe ser escrita desde el criterio personalísimo de quien la escribe. Y no sé si como me preguntas debe ser suave, o desde el grito. Yo creo que debe ser desde la verdad y la belleza.
FCG.- Te visita el futuro, ¿y qué haces con él?
FSM.- Eso también es de otro verso de un poema de este libro. Pues sí, cuando me visita el futuro lo recibo con los brazos abiertos. No olvido que los grandes hombres y mujeres siempre han sido visionarios. Y han construido una obra adelantada a su tiempo. A mí me encantaría que eso me ocurriera.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nuevo jardín de las delicias, de José Javier Martínez Palacín

Hace poco estuve en la ciudad de Alcalá de Henares y conocí a José Javier Martínez, que me hizo entrega de este librito de poesía premiado por la Universidad de Alcalá. Una publicación algo pobre para la calidad de los poemas que se pueden leer en su interior. Ni siquiera pusieron su nombre en la portada, y he tenido que ponerlo yo gracias al juego de la informática.
El libro consta de dos apartados en los que él mismo se reveló como ganador absoluto: una parte de narrativa y otra de poesía. Nosotros nos vamos a hacer eco aquí de su poesia, cuyo titulo general de los poemas es Nuevo jardín de las delicias. Bien pues es en este apartado de la lírica donde José Javier Martínez demuestra una gran habilidad y maestría, pero sobre todo una manera de escribir los poemas muy personal y distinta a lo que he visto escrito por ahí. Sus poemas están llenos de fuerza creativa y de fuerza interior, apelan a la libertad y a la auténtica libertad salvaje de quien ve la vida desde la visión más diáfana y sabe que no hace falta parapetos para vivir inmersos en lo que uno quiere. Hay también un aspecto apasionado en algunos versos, típico de un poeta joven que quiere conquistar el mundo con las armas propias de su propio linaje, el linaje del conocimiento. Como fondo de los poemas subyace el amor, un tema que trata desde un punto de vista en el que quiere desentrañar el entramado de las relaciones amorosas y de deseo. No falta en sus poemas la ironía subliminal
de quien dice las cosas sabiendo que hay otra interpretación y que además lleva esa otra interpretación encerrada una sabiduría puesto que corresponde a la resolución de los poemas. Por supuesto hay otros poemas en esta publicación como el viaje interior, la inmortalidad, el deseo de vivir, el paso del tiempo. Temas que para un poeta de poco más de veinte años lo acercan a un poeta con mucho futuro y con gran madurez que sabe escribir bien y que quien lo lee lo disfruta.

Les dejamos con un par de poemas del libro.

Tríptico cerrado

Confesión

Yo señora, nací en el mes
donde se extinguen
las buenas intenciones y
se deshacen las cadenas
del pensamiento impuesto.
Vivo en la acción de las
embestidas, sin reconocer
silbidos, ni muros que me cerquen.
Incendio las descripciones
que me atan a ti
para que no te sientas segura.

Agotaré todas tus fuerzas
hasta que te acerques,
con la humildad de un caballo vencido.

Puede que te sorprendas
verme
leyendo.



Viaje solitario

Atrapo la semilla de los kilómetros
como fruto que no se conoce.
Viajo olvidado y olvidando rostros,
sin saludos de un idioma que no conozco.
Duele acordarse de que hay un regreso
después de esta calma
de paseante por un mundo
sin periódicos.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Confidencias de un verso amante a su prosa amada, de Antonio García Siles

En la librería Luque se encuentra Confidencias de un verso amante a su prosa amada, de Antonio García Siles. Un libro que fue publicado hace unos meses y del que hago ahora referencia aquí. Antonio es un autor silencioso de esta ciudad de Córdoba, pero que cuando uno lee lo que escribe puede darse cuenta que de verdad estamos ante un gran escritor. Su poesía íntima y apasionada nos revela una forma personal de sentir el mundo, su mundo particular en donde caben los grandes temas como el amor, el deseo en todas sus vertientes, los obstáculos de la vida, el paso del tiempo, la poesía como portadora de nuestros estados anímicos, la tristeza, la amistad...y un largo etcétera porque Antonio G. Siles es un receptáculo inmenso de posibilidades con el lenguaje, con las ideas y la variedad temática. Sus poemas son reflexivos, buscan una verdad, tratan de poner orden en los acontecimientos, intentan desentrañar el por qué de las cosas ocurridas. Desde este punto de vista García Siles es un poeta profundo, capaz de resolver el intríngulis que le plantean las temáticas que trata, que son sus propias temáticas, sus mundos oscuros por resolver. Confidencias de un verso amante a su prosa amada no es ni más ni menos que el deseo de unir sus dos grandes caminos literarios: la poesía y la prosa. Y es en la prosa donde más conocemos al poeta-narrador, porque es aquí donde ejerce su gran maestría comunicadora. Verdaderamente García Siles consigue en estos relatos cortos lo que cualquier autor en la narrativa querría conseguir a la hora de escribir, que es hacer disfrutar al lector, sorprenderlo, ofrecerle una historia original y atractiva. García Siles es mordaz, irónico, sarcástico, humorístico; todo un compendio de cualidades que al final hacen muy interesante su prosa. Una prosa personalísima que - para los que le conocemos- enseguida podemos adivinar al escritor e identificarlo en sus gestos cotidianos y en su forma de expresar que tiene en la vida diaria.
He disfrutado con este libro y desde aquí os lo recomiendo a todos. A continuación les dejamos con un poema y un relato corto.

ALGÚN DÍA

Algún día
todo el mundo sabrá
que te he querido.
Correré vociferando
como un poseso,
hasta quedar sin saliva.
Y mis aspavientos
no serán en vano,
porque no habrá oído
que no escuche
que te amé,
ni corazón
que no quede compugido
al escucharlo;
porque no habrá ojos
que no lloren de emoción
cuando me vean pasar
desnudo de amor,
portando tan sólo
tu nombre en mis labios.


LIMPIEZA

A pesar de no haber empuñado nunca un arma de fuego, el pulso no le falló. Comenzaría de abajo arriba, le gustaba hacer las cosas bien hechas -la casa nunca se empieza por el tejado-. El itinerario comprendía Taller, Recepción, Almacén pasando por Administración, Dirección Comercial y Gerencia. Liquidó a todos los Responsables. Cuando el Inspector de Policía le preguntó por qué lo había hecho, él le contestó:

- Hace varios días, oí decir a la limpiadora que a esta empresa le hacía falta una buena limpieza a fondo, pero que ella carecía de tiempo. ¿A qué otra cosa se podía referir?

martes, 16 de octubre de 2012

Poemas para un escenario, de Fernando Sánchez Mayo

Ayer se presentó en la Delegación Provincial de Cultura el libro Poemas para un escenario, de Fernando Sánchez Mayo, dentro del ciclo Letras Capitales que organiza el Centro Andaluz de las Letras. El poemario fue presentado por el crítico y también poeta Roberto Loya. Intervinieron también en la mesa el editor de la editorial depapel Manuel Patiño y el ilustrador José Luque Reyes.
Reproducimos a continuación lo que Roberto Loya dijo del libro de Sánchez Mayo:
"Allá, allá lejos; / Donde habite el olvido.  En este final del mítico poema de Cernuda comienza la poesía de Fernando Sánchez Mayo. El poeta ya nos avisa en el comienzo con una cita del maestro del 27 ( soy eco de algo ). Y ese algo es el YO. Lo único real tras los obstáculos superados. POEMAS PARA UN ESCENARIO fue escrito entre 2007 y 2008 y es un nuevo tiempo, una vita nuova para el poeta, un renacimiento, pero de un YO conectado a un mundo en el que se ve ajeno pero al mismo tiempo atraído fatalmente: "Anhelo ser el fervor que se entrega al destino" dice Sánchez Mayo. Porque, como dice versos atrás, "estoy aquí porque busco lo que no encuentro"... Y como si estuviese en mitad de un proceso meditativo profundo: "No sé quién soy si miro al viento que me arrastra". Todo ello nos muestra al poeta frente al yo que al buscarlo dentro se disuelve en todo lo exterior que exacerba al poeta en un cauce que le lleva a la pasión, o mejor dicho al deseo de la pasión.
Leyendo a Cernuda, Sánchez Mayo trata de ser digno: cree seguir un camino, un camino bajo las estrellas, siempre bajo el manto de la madre noche. El poeta pide que miremos su desnudez que tiene algo de santidad y de concupiscencia al mismo tiempo.
ESE ES EL ESCENARIO que va construyendo este poemario que parece brotar de un éxodo interior, una odisea o viaje al manantial secreto de la vida, que está siempre en el yo. Es el YO-SOY de Ramana Maharshi proclamado como el SÍ-Mismo. Una experiencia que el poeta asemeja al poeta védico de hace 3.500 años ante un altar de piedra, orando a su madre la tierra y su padre el cielo. Sánchez Mayo ha alcanzado esa relación, que es más que un conocimiento, de que todo es uno, por eso besa el sol con dulce inocencia o el juramento bajo las estrellas, vacuidad, pero todavía sintiente como para ver en el viento la bondad misma, no de ninguna enseñanza o maestro leído: "siento que soy -dice- arama letal de mí mismo cuando me odio, / suave ungüento que calma mi llanto cuando me perdono" De nuevo la beatitud del Sí-Mismo tan advaita, tan hindú. El buscador era lo buscado. La vida dentro de la vida. Y la poesía como diosa. Como fe secreta para la armonía a la que se entregan las fértiles palabras, y que crean el orden de las cosas. La claridad necesaria para seguir creyendo.
POEMAS PARA UN ESCENARIO es un libro del que los críticos no dirán que es esencial, porque en su inocencia extrema no necesita de raíces en la tierra, puede echarlas en el agua o en el cielo. Así confiesa: "aspiro a ser flora sostenida en la ribera de tus aguas" dice dirigiéndose a la Poesía, a quien ve como diosa, como los antiguos poetas griegos. El poeta es el canal de esa Fuente primordial de la que todo fluye. Y es el escenario de la reflexión el poema mismo.
Sánchez Mayo usa el paralelismo de la oración subordinada adeverbial y la anáfora para subrayar el lugar donde se hace posible la evasión del yo poético. Fusión entre la forma y el contenido del poema. Siempre desde el pronombre personal YO  a lo largo del libro, abriendo o cerrando, opresivo e infinito como es el olvido al igual que en Cernuda. Y como en el Cernuda de LOS PLACERES PROHIBIDOS leyendo a Fernando vemos el olvido como último recurso cuando ya nada nos sirve, pero un olvido de vacío absoluto en que el dolor ya no existe. En Bécquer olvido es muerte, pero en Sánchez Mayo es el alma del poeta, quizá causado dolor de desamor. Olvido donde la obsesión no pueda alcanzarle. Un libro en definitiva de sentimientos sumamente intensos. Un libro necesario.
Fernando cree que la poesía ha sido, es y será siempre necesaria, porque está conectada a la vida misma y al conocimiento de la vida. A propósito dice Fernando Sánchez Mayo que "el hecho creativo poético tiene mucho que ver con la búsqueda del conocimiento, que es al fin y al cabo la aspiración de todo poeta. Se va a la creación poética para explicarse el mundo, nuestro mundo interior que nos convulsiona. Por eso, la escritura poética es el recurso que todo poeta emplea para materializar la nada que nos abruma y nos sobrecoge. La poesía en general o el poema en particular es el resultado de un acto mágico que se ha llevado a cabo a solas en un sortiliegio de excitación divina con el único afán de inventar y dar forma a lo que no somos capaces de explicarnos desde el vivo y apasionado mutismo interior.
En lo que no estoy del todo de acuerdo con Fernando es en la creencia de que la poesía nos salva. No, la poesía no salva, lo sabemos si leemos las vidas de muchos de los más grandes poetas. Vicente Núñez la llama, ya sabéis, ramera. Pues como la memoria, mnemosine, es adúltera y furcia de los dioses. Ya nos lo advirtió Jenófanes en el andén de los siglos. Pero la bondad de Fernando le hace creer que salva, que nos salva. No. Porque no hay nada de lo que salvarnos. Todos estamos ya salvados o todos estamos ya condenados. Y porque de la poesía solo se saca poesía. No pensemos en sacar de ese pozo metafísica o física cuántica.
Por lo demás, es un placer y un honor, poder compartir estas palabras en la presentación de un poemario necesario, más que nunca, entre tanto ruido. Un libro que nos dibuja la premonición de que lo que vendrá será siempre benéfico. Fernando Sánchez Mayo, buenas noches...Tuyo es ahora el Escenario."
Con estas palabras acababa Roberto Loya su discurso que, con una gran generosidad y con su explédida capacidad crítica, nos deleitó a todos con su saber y conocimiento. Desde Paraninfo Poético se le agradece y se le da las gracias de todo corazón.
 
A continuación les dejamos con un poema del libro.
 
 
COMPLETAMENTE DESNUDO
 
Mirad qué pasión me embarga en esta noche de luna.
Soy igual que un gitano lorquiano lleno de tragedias
y en mí confluye un río de orfandad amatoria.
Estoy aquí porque busco lo que no encuentro
y porque nadie quiere mostrármelo en el paisaje de la quietud.
Y ahora rajo mi camisa con la fuerza de mis manos
y me entrego a la estela de la luz persiguiendo a otros cuerpos.
Mirad me pecho al aire buscando un destino incierto.
Daos cuenta de cómo vivo cuando la sangre me hierve,
cuando la sangre se derrama de mis venas
porque no tiene un cauce hermoso por el que discurrir.
No sé quién soy si miro dentro de mí,
ni sé quién soy si miro al viento que me arrastra,
y no sé quién soy si te miro a ti y veo en tu rostro la tristeza.
Pero puedo ser alguien ajeno a mí, alguien que desconozco
y que adivino en la perdición de los inocentes.
Por eso yo quiero vivir la pasión en esta noche de luna
y quiero ver de frente a la lujuria que anda suelta
en este bosque tan tupido y variado de fantasmas de la city.
Anhelo ser el fervor que se entrega al destino.
Deseo jurar bajo las estrellas el nuevo rapto de la emoción
y gritar al vacío que me devuelva la fuerza que me falta.
Sí, quiero ser el ímpetu para exaltar la tragedia de vivir
y para darle, al mismo tiempo, el matiz eficaz
de la aceptación del porvenir y de la suerte.
Mirad, miradme, soy rojo como el arrebol de los atardeceres
y llevo conmigo la furia de la verdad escrita en las plantas de mis pies.
El camino es mi sino y a él me debo porque me guía.
Pero ahora quiero ser la pasión misma bajo esta sensual luna
y quiero desatarme por completo como una puta enamorada.
Mirad, mirad, ya estoy casi desnudo a merced de la intemperie,
expuesto a las heridas de las lanzas y de los dardos ajenos,
expuesto al amor y a sus secretas concupiscencias.
Sí, estoy desnudo. Completamente desnudo bajo este cielo inmenso.
Mirad mi cuerpo arrogante que no quiere detenerse
cuando flirtea con el deseo de las moscas carroñeras.
Ya podéis acuchillarlo con vuestras voces obscenas
y redimiros con mi santo pecado que proclama la pasión
en esta noche de luna, en esta noche de estrellas fugaces.

martes, 9 de octubre de 2012

Palabristas en la cuerda floja, de Lolo Rovira

Lolo Rovira tiene en las librerías un nuevo libro titulado Palabristas en la cuerda floja publicado en la editorial Círculo Rojo. Estamos ante un poemario en donde se tratan asuntos como el sentir del poeta, el amor, la muerte, la soledad, las inquietudes, los falsos valores o las cosas de España.
Lolo Rovira es uno de esos poetas con una capacidad grande a la hora de escribir poesía pues tiene la habilidad de conseguir que sus poemas tengan fuerza creativa y una temática diferente y no monocorde, por lo que su poesía está conducida bajo un razonamiento crítico que hace reflexionar al lector. 

A continuación les dejamos con varios poemas del libro

YA LLEGARÁ EL DÍA

Ya llegará el día de escribir sin rima,
olvidar la métrica del corsé impuesto.
Aunque a esto es menester ser honesto
sólo llega el caso si andas en la cima.

Que siendo famoso se paga con firmas,
da igual lo que escribas si es penoso;
de momento escribir con aire hermoso.
Ya vendrá tiempo de publicar grimas.

Cualquier frase vale a poeta consagrado
para levantar el aire del bobo al paso;
en el novato pobre no se da este caso,
te comes una rosca rimando sin agrado.

Si al final postrero pobreas en fracaso,
aunque rimes y midas con fiel estilo,
al fin serás el pobre filósofo Esquilo
pero nunca jamás el famoso Picaso.


ALQUÍLAME UNA HABITACIÓN EN TUS SUEÑOS

Dentro de tus virtudes
  morar yo quiero,
alquílame una habitación
de interior en tus sueños.

   Con un patio a tu risa
con un balcón en tu pecho.
Para ducharme en tu boca
   y secarme en tu pelo.

Enciérrame en el calabozo
de tus más oscuros deseos
y cocíname en el fogón de tu vientre
despacito, a fuego lento.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Antología del certamen de Poesía Juan Bernier

La semana pasada se presentó en el Salón de los Sentidos del Círculo de la Amistad, dentro de los actos del Ateneo de Córdoba, la antología de los premios del certamen de poesía Juan Bernier. Antonio Flores y Antonio Varo Baena fueron los encargados de coordinar el acto al que asistieron un buen número de personas.
Una veintena de años lleva este premio celebrándose en la ciudad de Córdoba, un premio que convoca el Ateneo de Córdoba y en el que colabora la Diputación de Córdoba.

A continuación les dejamos algunos poemas seleccionados de distintas épocas


Huye, alma mía, de mí,
nave sin velas encallada
en los ricos negros del silencio.

Huye, alma mía, goza
cuanto este cuerpo de barro
te retiene.

Remonta el vuelo, alma mía,
con alas de azahar
y elévate donde las golondrinas
alucinan sus etéreos laberintos.

    Juan José Pérez Zarco ( Córdoba, 1956 ) de "Ítaca"



DONDE LA PIEL NO LLEGA

Ahora vete...
Si sólo buscas fácil humedad
del cuerpo sólo, del humo y la palabra;
si solo esperas la luz de la mentira
que a la luz se hace sombra y se evapora;
si abrazas solo un sinsabor de olvido;
si es un acuario acaso lo que buscas
donde alojar los peces que, esclavo tú, esclavizas,
vete ahora -te digo- y no me nombres
porque no he sido yo ni tan siquiera
el que has creído ver al borde de tu boca.
Mas si es consumación, cuchillo y hueso;
si es sangre insobornable lo que anhela
el sueño más profundo de tu noche,
quédate y no te vayas...
Bésame sin reposo, en carne viva,
antes de que mis labios cicatricen el llanto
de la herida final que todo lo consume.
Quédate y no te vayas...¡quédate!
Si es el pozo donde la piel no llega.

          José Ramón Ayllón ( Zaragoza, 1953 ) de "Donde la piel no llega."


 CALLE NUEVA

La luz en el agua
Al terminar la calle
Y, de pronto, tu risa
Como una herida blanca
Frente a las ventanas
Que inunda las paredes
De esperanzas atrapadas en la mañana.

               Carmela Cuello Gijón    de "Las calles"

viernes, 28 de septiembre de 2012

La ciudad de los ángeles, de José Cañuelo Calero

El día 25 de este mes de septiembre se presentó en la sala Orive de Córdoba el libro de poemas La ciudad de los ángeles, de José Cañuelo Calero. Se trata de su segundo libro publicado por la editorial depapel ediciones. El poemario, que fue presentado dentro del marco de Cosmopoética, fue presentado por Juan Pérez Cubillo, que hizo una acertada semblanza de la poética de José Cañuelo. En la mesa también estaba Manuel Patiño, un editor que está apostando por poetas cordobeses vivos y dando oportunidad a una generación de poetas que no tuvieron tantas oportunidades de publicar en otros tiempos más difíciles.
La ciudad de los ángeles está dividido en tres partes: (errancia), (advocación) y (epifanía). El propio autor dice en la introducción del poemario: "Leyendo el capítulo 18 de Ulises, de James Joyce a través de la simple materialidad de las palabras, del encrespamiento del fraseo sin puntuación y del devenir de continuos motivos e inesperados sentidos me sumergí en una impresión estética que identifiqué con el sentimiento oceánico de que habló Sigmund Freud: esa exaltación de acabar de nacer y estar unidos al universo". Más adelante vuelve a justificar lo anteriormente dicho: "Esta impresión estética me llevó a concebir la escritura de un conjunto de poemas entendidos como párrafos y no como versos, acotaciones que contuviesen el fluir de la escritura, de los sentimientos y del pensamiento, un movimiento figurado del agua del océano". En el siguiente párrafo, Cañuelo recurre al gran poeta del imperio austrohúngaro para explicar sus poemas: "Rainer María Rilke postuló en Elegías de Duino el pensamiento de los ángeles como metacogniciones humanas. Lo cual me llevó a la idea de una advocación dirigida más que a lo que el sujeto pudiera decir con las palabras a lo que las palabras sugeridas casi automáticamente pudieran decir al sujeto. Quise acercar el angelismo, tan presente en la escultura y la poesía cordobesa, a la vida corriente con ciertas dosis de desenfado pero conservando su misterio".
Hay que resaltar de este libro no solo la belleza de los poemas que lo componen sino además las hermosas ilustraciones que acompañan a los textos de la artista Gloria Ortega Jurado, y en donde además podemos leer un poema de principio a fin al pie de cada ilustración.

A continuación les dejamos con varios de estos textos poéticos:

( la serpiente )

(hace un tiempo que vivo con una serpiente en una historia de amistad con pocos temas de conversación, quemamos juntos el invierno frente al fuego, la serpiente apurando su leche y yo mi soliloquio al que siempre pone punto final su espléndida piel brillante y los extraños ojos por los que me dejo cautivar en silencio y, últimamente, al encontrarla a mi lado cuando despierto, me conmueve esa soledad de criatura castigada por revelar el conocimiento, aunque el veterinario dice que toma mis medidas para engullirme)


( regresus ad uterum )

(los árboles que se separan a mi paso, son palomas que alcanzan el vuelo de tu boca, en esta tarde que habría regresado por la oquedad de la lluvia a la grieta del ópalo que fosiliza tan extraña sonrisa, cuando en medio de nosotros, columnas, tallos y ala se ha ido girando con la gracia sucesiva del éxtasis y me ha mirado, pero Fernando leía su poema bajo el paraguas y eso me mantuvo anclado a una hilera de farolas que me condujo finalmente a tu regazo y allí fui tragado por tu amoroso hueco y me acuné en el agua nocturna y aunque ya no estés tú para pronunciar aquellas palabras a la deriva, el ovillo sigue rodando y el hilo umbilical que te agranda tanto, cuantas veces más habrá cantado al espíritu engañoso del amor)



sábado, 22 de septiembre de 2012

Suspiro de Artemisa, homenaje a Vicente Núñez

Acaba de presentarse en la sala Orive el número 5 de la revista de poesía Suspiro de Artemisa, que en esta ocasión dedica un homenaje al poeta Vicente Núñez en el X aniversario de su muerte y en el XXX aniverario de su magnífico libro Ocaso en Poley, que fue Premio de la Crítica en 1982.
Detorres editores y como director Calixto Torres otra vez vuelve a publicar semestralmente una revista que deja constancia del buen gusto estético de la propia publicación y como siempre del prestigioso panorama de poetas que participan: José Manuel Ballesteros Pastor, Enrique Barrero, Julián Cañizares Mata, José Cañuelo Calero, Rafael Cerrejón Jiménez, Rafaela Hames Castillo, Catalina Jaén, Alejandro López Andrada, José Manuel Martín Portales, Juan Pérez Cubillo, Enrique Pleguezuelo Acedo, Ramón Rodriguez Pérez, Pilar Sanabria Cañete, Enrique Sánchez Campos, Fernando Sánchez Mayo, Javier Sánchez Menéndez, Fernando Serrano, Paco Vargas, Antonio Varo Baena y Elena Cobos Ruiz.
El acto fue presidido por el propio Calixto Torres, el Concejal Delegado de Cultura Juan Miguel Moreno Calderón y el poeta Manuel Gahete que hizo un retrato magistral de la figura de Vicente Núñez y que despertó el aplauso caluroso de todos los presentes.

Les dejamos con un poema de Vicente Núñez como homenaje y recuerdo de un gran poeta que ya no está con nosotros, pero que vive en nosotros a través de sus hermosos poemas.

OCASO EN POLEY

Si la tarde no altera la divina hermosura
de tus oscuros ojos fijos en el declive
de la luz que sucumbe. Si no empaña mi alma
la secreta delicia de tus rocas hundidas.
Si nadie nos advierte. Si en nosotros se apaga
toda estéril memoria que amengüe o que diluya
este amor que nos salva más allá de los astros,
no hablemos ya, bien mío. Y arrástrame hacia el hondo
corazón de tus brazos latiendo bajo el cielo.

                        Vicente Núñez

jueves, 20 de septiembre de 2012

La central térmica, de Antonio Agudelo

Novedad:
                                                                  
 LA CENTRAL TÉRMICA

(55 Haikus), de Antonio Agudelo

Córdoba, Ediciones Depapel, 2012                                    

12 X 14, 17 Ilustr, 80 págs

I.S.B.N. 978-84-939752-9-6. 19 €
                                                                              
Temblor de flores

Son muchos los poetas haijin (poetas del haiku) que han cantado a su aldea natal. Entre los grandes maestros, Santoka, poeta vagabundo que durante años viajó sin rumbo fijo por Japón, daba mucha importancia a llegar a su pueblo después de largas peregrinaciones (“Un largo puente/ si lo cruzo/ estaré en mi aldea natal.”) y celebraba eufórico este suceso: “Luciérnagas/ venga, venid/ he llegado a mi pueblo”. Para Santoka esta llegada representa un acto de purificación, algo de arraigo y calor humano en medio de tanto desapego: “Beber el agua,/ lavarme con el agua/ de mi aldea natal”.

Antonio Agudelo, siguiendo la senda de los maestros con un espíritu innovador, canta en este libro a su pueblo natal, Villaviciosa de Córdoba, en pleno valle del Guadiato: “En campos bioeléctricos/ De espárragos y espinos/ Grazna una grulla.” Se sirve del paisaje local para llegar a los símbolos universales, lejos de la orientalización impostada.

Lo primero que nos llama la atención es el título, “La Central Térmica”, sin duda arriesgado para un libro de haikus. Dicha Central, que se encuentra a unos kilómetros de Villaviciosa, en el Pantano de Puente Nuevo, tiene un alto poder simbólico para el autor. Representa la fuente de energía, el gran enigma: “La Central Térmica,/ Cables de alta tensión: / Principio y fin.”

Igual de innovadora es la división del libro en “Luz de día” y “Luz de luna”, que se aleja de la clasificación tradicional en cuatro estaciones. Luz-oscuridad, vida-muerte, claridad-niebla son dicotomías que ya estaban presentes en “El sueño de Ibiza” y “Madreagua”, los anteriores poemarios de Agudelo. Hay un deseo de captar atmósferas y detener con sutileza momentos del día bajo los filtros de la luz o de la oscuridad, todo ello a través del empleo de la métrica clásica 5/7/5, que es la quintaesencia del haiku, su respiración natural.

Cabe destacar la relación íntima que establece la palabra con la imagen, ya que algunos textos van acompañados de fotografías. Si desde el siglo XVII se ha cultivado el género del haiga (combinación de haikus, caligrafía y pintura) y algunos maestros como Buson eran también pintores e ilustraban sus propias composiciones, actualmente el haiku tiene la capacidad de integrar nuevas técnicas como la fotografía y la impresión digital, enfocándose en lo visual, en los flashes esenciales a ambos géneros.

Mención aparte merece la edición cuidadísima de Ediciones Depapel con reciclado de papel artesanal, todo un goce para bibliófilos, que nos recuerda lo importante que era en Japón durante el periodo Heian el cultivo de la estética y el envoltorio delicado para presentar los poemas.

El haiku es la traducción del encuentro entre la mirada-pensamiento del poeta y la naturaleza. Este encuentro acontece en un intervalo y en un perímetro: el instante que dura la mirada y el perímetro que alcanza el ojo: “Tras la tormenta/ Vuelve la alondra al canto,/ En plena calma.” Y es el lector el que tiene que dibujar mentalmente la escena, descifrar el enigma de belleza contenido en los haikus que, como guijarros que lanzamos al agua, multiplican sus ondas y nos dejan un poso de serenidad y armonía.

Percibimos la influencia del budismo Zen a lo largo de la obra, en la contemplación pura de las cosas, en la forma de mirar y registrar lo mirado. El haiku, como la vida Zen se centra en lo cotidiano y no excluye nada de su campo. El autor encuentra en el silencio de su mente el sonido de la naturaleza, la cifra del tiempo en un instante. Desde el desapego budista, indaga en el secreto insondable de la Naturaleza y su capacidad ilimitada de creación, de ciclos: “Sobre las ruinas/ Florece el mismo almendro:/ ¡Breve y eterno!”

En “esa forma de decir la nada” que es el haiku, en palabras de José Manuel Portales, la contemplación impulsa la mística de los sentidos, el estado de asombro permanente (aware), como si mirásemos el mundo por primera vez. Y esa búsqueda de la verdad a la que se llega a través de los sentidos, ese deseo de “asir el aire” es una constante en La Central Térmica, donde se proyecta la inmediatez con la vida.

En la primera sección, “Luz de día”, podemos paladear haikus muy visuales, de un profundo cromatismo, que captan la sensación de estar vivos: “Hoy en la aurora/ Se funden de tan rojas/ Las amapolas.” El haijin refleja la conmoción profunda que siente con el roce con las cosas y tiene la necesidad de comunicarlo, dando lugar a hermosas sinestesias: “En lo baldío/ Cuantas sabrosas yerbas,/ Por donde piso.”

Aparecen algunos haikus llenos de duende, que podrían funcionar como seguidilla: “Canta cigarra,/ Canta con tu estribillo/ La luz sin tregua”; poseen esa gracia natural y sencillez inherentes también al flamenco: “¿Quién nace en las espumas?/ ¿Quién borda el agua?”.

Por otro lado, encontramos ejemplos de haikus de mu-i (de lo que no sucede), donde la acción puede ser en negativo: “No hace nada./ Cuando enferma la tierra,/ Tiempo de espera.” Como ha explicado Vicente Haya, también lo que no acontece es sagrado, porque es el magma del que emana la existencia, y sin él nada sería posible. Este tipo de haikus tienen un alto contenido espiritual y estético: “Llueve a cántaros/ Y tienen los jazmines/ El mismo aroma.”

La última sección, “Luz de luna”, cobra formas más metafísicas y oníricas, como ese tren de sombras que pasa en el relámpago. Agudelo introduce la abstracción y la metáfora características del haiku moderno, reivindicando el individualismo frente a la rigidez de los más puristas, que insisten en la desaparición completa del yo. Durante la noche, la creación invita al recogimiento y a la búsqueda del Absoluto, aunque sea bajo una capa de niebla y de soledad cósmica. Es lo que en Japón se denomina wabi sabi, esa sensación de belleza nostálgica que nos envuelve, de belleza compasiva ante la aceptación serena de la fugacidad: “Descenso a Dios./ El vacío, su rostro./ Niebla sin puertas”. El poeta crea una atmósfera flotante, casi cinematográfica en algunos pasajes: “Hay luna llena./ Aves rozan la tierra/ Como un cometa.” Y acaba alcanzando estados de iluminación cercanos al satori, en que se elimina el dolor y los apegos terrenales. El cuerpo desaparece para transcender y ser sólo conciencia desasida, en profunda conexión con la naturaleza:
“Sueño nocturno:/ Intento asirme al cuerpo/ Y ya no está.”

Este es el camino de depuración estilístico y espiritual propio del que ha elegido la soledad de los bosques y dialoga a diario con el cosmos, después de haber comprendido que todas las cosas se relacionan entre sí de forma invisible. Y Antonio Agudelo es capaz de percibir en cada “temblor de flores” la sacralidad del mundo y plasmarlo en diecisiete sílabas.

 
Verónica Aranda



martes, 18 de septiembre de 2012

Homenaje al poeta cordobés José de Miguel

Con el subtítulo "Como se van los pájaros" el Ateneo de Córdoba ha rendido un merecidísimo homenaje al poeta José de Miguel, un poeta vinculado por su línea poética y por su amistad a los componentes del grupo Cántico. El libro ha sido coordinado por Antonio Flores Herrera y publicado por el propio Ateneo de Córdoba en la colección Arca del  Ateneo. Un libro patrocinado por la Diputación Provincial de Córdoba.
Han participado un total de 65 poetas entre los que caben destacar Pablo García Baena, María Victoria Atencia, Leopoldo de Luis, Juana Castro y otros muchísimos más poetas nacionales y locales. En las ilustraciones han colaborado Antonio Bujalance y Ginés Liébana. También lleva un magnífico prólogo del poeta Manuel Gahete.

A continuación les dejamos con varios poemas de José de Miguel

PATIO DE CÓRDOBA

Juega la luz su gozo estremecido
En la blanca pared, que reverbera
De cal y sol. Tenaz, la enredadera
Busca en la teja un cielo presentido;

El rumor de la fuente su latido
Acompasa a la dulce primavera;
El geranio, sus flores entrevera
Con el clavel, de aromas trascendido.

Un hervor de caléndulas granates
Simula, como un rito, cada día,
En el brocal del pozo su desmayo;

Verdecen su primor los arriates.
No preguntad por qué de esta armonía:
Es un patio de Córdoba y es mayo.



POTRO ANDALUZ

Potro andaluz, de altiva bizarría,
estampa secular de la majeza,
que del viento bebiste ligereza
y del Betis ufana lozanía.

El viejo Sur, de ardiente geografía,
acuñó de tu raza la destreza,
y te inviste de noble gentileza
bajo el beso del sol del Mediodía.

Dibujas tu perfil por el sendero,
bordando al aire con tu paso alado
en la campiña o en la serranía;

Caballo, que ennoblece el caballero
cuando airoso galopas, cabalgando
por los galanes de Andalucía.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Entrevista a Ángela Jiménez


                                                                                                 

FSM.- Ángela, eres una de las destacadas poetas jóvenes de Córdoba, ¿Cómo vives la poesía en tu vida diaria?

A.J.- Fernando, quisiera agradecerte esta invitación y este encuentro en tu magnífica web; es un regalo compartir este espacio contigo.
Contestando a tu primera pregunta, como ese oscuro objeto de deseo al que no se accede por las obligaciones del día a día, pero que te alcanza en determinados instantes, los más inadecuados (algo tópico, pero no incierto). Incluso en los periodos en los que menos disciplina se tiene para alejarse del mundanal ruido para trabajar el verso, sí percibo cómo permanentemente ese estado de ánimo cuyo cauce suele ser el poema es parte inseparable de mí.

FSM.- ¿Cuándo empezaste a escribir poesía y cuándo te diste cuenta de que la poesía era algo más que una afición?

A.J.- La misma pulsión que justifica los versos fue responsable mucho antes de mi infancia ligada al dibujo y a la pintura; fue a los 13 aproximadamente cuando me reencontré con la lírica y descubrí en ella a la aliada idónea para la traslación de mis emociones y pensamientos. Con todo, esa certidumbre de que me acompañaría siempre la tuve años después, por la forma en que nació la plaquete Arde abril.

FSM.- ¿Podrías hacer un recorrido por tu obra poética y explicarnos algo de lo que has publicado?

A.J.-Desde los primeros textos necesite crear una horma que los contuviera; sin más pretensión que esta nacieron Punto muerto y Caricias, ausencias y contraindicaciones, dos poemarios cuya cohesión era más bien temporal y cuya razón de ser una primera toma de contacto con el universo lírico.
Mi primer poemario publicado íntegramente fue Arde abril, convirtiéndose además en el inicio de una historia aún no terminada que aún sigo escribiendo y que se halla protagonizada por Violeta.
Sobre el epílogo y sus muertes llegaría después de la plaquete Sobreviva donde el primer y este segundo compendio de textos encontraba su bisagra; en Sobre el epílogo… Violeta sigue caminando y paralelamente lo hacen sus referentes reales y ficticios.
Desde hace un año, alterno un poemario con una novela; ambos se encuentran ya bastantes avanzados y tanto uno como otro se nutren de las nuevas dimensiones de este personaje.
Por lo demás, he tenido la inmensa suerte de participar desde Arde abril en muchísimas antologías de muy diversa índole publicando junto a algunos de los y las mejores poetas cordobeses, andaluces y españoles; siempre es un regalo el que una siga escribiendo y a cada rato aparezca una nueva participación, un nuevo proyecto con editoriales jóvenes y veteranas (En Huida, Mitad Doble, Los Catorce Ochomiles, Almuzara, etc.); no quisiera olvidar aquí el trabajo impagable de tantas publicaciones que han tenido a bien invitarme a sus páginas (Boronía, La Manzana Poética, Nayagua, entre otras).

FSM.- ¿Te disciplinas a la hora de escribir poesía o escribes al azar según te va viniendo la inspiración?

AJ.- Esa seriedad de cumplir con unos horarios, con una planificación, para mí forma parte del oficio, es una forma de respeto, junto a la lectura y a la actitud crítica; sin embargo, también tengo que confesar que es mi talón de Aquiles, tanto que a menudo lamento cuánto se escapa de mis manos por esa falta de rectitud a la hora de asumir el “trabajo” del poeta. En esta etapa de mi vida, precisamente, me esfuerzo en abandonar la caótica costumbre de escribir al azar pero todavía y en demasiadas ocasiones me dejo llevar por él.

FSM.- ¿La poesía es un camino personal o colectivo?

A.J.- Los paréntesis en los que escribo me siento más sola que nunca, también porque busco y protejo con celo ese abandono tan imprescindible para este y otros lapsos temporales; sin embargo, aunque los momentos clave siempre te sorprendan frente a frente, sin escudos, frente al sentimiento que pugna por mutar, considero inconcebible la ausencia tanto de los maestros como de los compañeros y las personas que leen o escuchan lo que haces. Hay un reducto en el que nadie puede entrar pero sería imposible llegar a él con algo que merezca mínimamente la pena sin estas presencias-guía.

FSM.- ¿Cuál sería tu definición de poesía?

A.J.- El sentimiento y la memoria que alberga cada víscera y que siempre en alguna medida son inconfesables encuentran un pasadizo secreto y se liberan… Eso sí, no siempre purifica, a veces sigue alimentando una tristeza acumulada cuya dimensión nunca soy capaz de aprehender; la poesía sería ese intenso pálpito de la entraña que no se cuestiona hasta la locura porque su materialización no lo explica pero da sentido a todo, es un bálsamo que proporciona una extraña y tóxica comodidad.

FSM.- ¿Tiene la poesía alguna misión? ¿Para qué sirve?

A.J.- Cubre una herida racionalmente incurable, cicatriza o al menos otorga un trazado estético a una cicatriz con cada punto de sutura. Siempre la tiene, aunque no sea social –la única que Sartre reconocía como aceptable-, pero sea cual fuere, creo que siempre sacia la respuesta a ese desgarro, para el que la escribe y por supuesto para el que encuentra a través de ella una necesidad común.

FSM.- ¿A qué poetas admiras?

A.J.- La contestación a esta pregunta siempre es incompleta, para mí la más difícil de dar…Más allá de influencias comunes y lecturas obligadas, entiendo que aludes a aquellos con los que se encuentra esa misma vibración, una esencia familiar, esa sensación de que han sido virtuales mentores de esos que te marcan para toda la vida; Dylan Thomas, el Neruda de las Residencias, T.S. Eliot, E.E. Cummings, José Ángel Valente, Sylvia Plath, Tomas Tranströmer, Javier Egea, John Keats, el Juan Ramón “recién casado”, Alejandra Pizarnik, Aleixandre en cualquiera de sus etapas, Emily Dickinson, Marina Tsvetaeva… Como anunciaba al inicio, siempre resulta imposible de decir, es imposible quedarse a gusto con una respuesta.

FSM.- ¿Cuándo podemos decir que estamos ante un buen libro poético? ¿Qué características –según tú- tiene que tener un poemario para que digamos que tiene calidad?

A.J.- Asumiendo la obviedad de que cualquier criterio, por fundado que esté, es obra y víctima de su contexto y su perspectiva, entiendo que una obra se puede nombrar como tal si refleja ese respeto al oficio del que hablábamos antes; en cuanto a su calidad, considero clave que posea esa capacidad de comunicación, esa habilidad para golpear al quien la lee o escucha, aunque no comparta la técnica o no entienda algunos intertextos… Conmover a quien recibe el poema –empezando por el propio autor- está por encima de otros indicadores más palpables o evidentes.

FSM.- ¿Cuál es tu libro de poemas favorito?

A.J.- Sería injusto decir que es mi favorito, que está por encima de otros, pero por diversas circunstancias, por su presencia, compañía y complicidad, me quedaría con las Elegías de Duino de R.M. Rilke.

FSM.- ¿Qué nos enseña la poesía a diferencia de la narrativa?

A.J.- Como colijo de tu pregunta que no te refieres a cuestiones teóricas, sino que me propones un viaje a lo profundo, te explico, humildemente, de qué manera vivo yo esta distancia entre un medio y otro.
Aunque aquí los horizontes –lo comentábamos al principio de este encuentro- son demasiado difusos por aquello de la pulsión común, siempre he percibido la poesía o más bien “lo poético” como una conexión más directa con un yo íntimo por cuanto es capaz de sintetizar estados de ánimos en una estructura perfecta para ello… Yo siempre he tenido la prioridad de “contar” una historia pero elijo el verso cuando esta se construye sin intervención de cotidianeidades, que sí pueden estar perfectamente pero que lo hacen filtradas. Nos permite “expandir” una emoción, un pensamiento, con anclajes distintos, igualmente anclajes, pero que permiten una mayor fluidez hacia el abismo.

FSM.- Ángela, también desarrollas una actividad paralela en el mundo de la cultura en televisión y en la prensa escrita, ¿en qué medida te fortalece esto para tu desarrollo personal y cultural?

A.J.- Para empezar me conecta y reengancha con la necesidad de escribir, leer, seguir aprendiendo, cuando el peso de la obligación impide respirar en otra atmósfera que no sea la de hacer frente a nuestras responsabilidades “externas”; gracias, tanto a la radio y prensa escrita como a la televisión, he encontrado el equilibrio entre la pasión y el deber, permitiéndome además seguir disponiendo de esos momentos, no ya de encuentro privado con el verso sino de enriquecimiento gracias a las personas que visitan el programa, gracias a los libros que debo reseñar. Además, el directo de la televisión, es un antídoto natural contra todos los miedos posibles; por eso, superarlo y tratar de mejorarlo, cada día, llena tantísimo, como persona y en el ámbito puramente profesional.

FSM.- Para acabar le pedimos a todos nuestros colaboradores que nos dejen uno de sus poemas y nos expliquen por qué lo han elegido. ¿Podrías tú, por favor, dejarnos uno y explicárnoslo? Muchísimas gracias, Ángela.

A.J.- Elijo un poema que escribí expresamente para el número especial primavera de 2012 para la revista de la editorial Mitad Doble, con la cual he tenido la fortuna de colaborar en otras ocasiones; además de su cercanía en el tiempo, la escojo porque, de un lado, me interesa destacar y recomendar este ejercicio de encontrar en el encargo una manera de seguir dando pasitos –un poema sobre café y cigarrillos- y de otro, aborda un asunto que suele ocupar gran parte de lo que hago, las relaciones de pareja en puntos críticos.
Por lo demás, Fernando, un millón de gracias por estos momentos de poesía, ha sido maravilloso y te reitero mi enhorabuena por el trabajo que desarrollas a través de la web; un ejemplo a seguir, de verdad. Gracias también a todos los que hayáis decidido acompañarnos en esta entrevista, espero que no me haya extendido en exceso y que os guste el poema. Besos y hasta pronto



Descartado delito. Caso cerrado (body bag´s lovers)

Letal contorsión de la cerviz. Previo diagnóstico.
(pesa todo tanto, que piso las ascuas monóxidas
de “la última en tu casa o en la mía”, acuchillo
bajo talón el deseo a que esta bruma venenífera,
te paralice, rodilla a fango, suplicante).

Levantamiento de los cadáveres.

(quisiera quedarme, que te quedaras incorrupto
por este formol de nicotina, justo antes
del “no es culpa tuya sino mía”, desespero
por abrirme hueco entre tus vísceras
o, en su defecto, burlando a los gorilas y a la niebla,
pero me cicatrizo, inánime, a la silla por cobardía
y me finjo latente aún por reacción al torrefacto).
Traslado imposible del cuerpo. Ocultamiento plata de seguridad.

(cae el telón, sfumato de ti y mi ansia se desploma
Ante tu necesaria mascarada de plañidera a sueldo,
Por fin me atrapa la falsa losa de los años, me (mal) digo, muda,
Con tópicos de cantautor–barras de bar que asesinan semidiosas gran reserva,
victimistas de culebrón, con el rímel a plein air, el corazón perforado-,
Me avejento como aquella cariátide sin policromía, comatosa de excesos
Que una vez fue reina coronada del instituto y hoy mendiga abrazo y copa,
Buscando, a ras de vertedero, todavía vida al filo de tus empeines).

Informe de la autopsia. Causas del deceso.

(cortado e hirviendo, tú y yo, adivino –puedes corregirme-
Que te fumas los dedos y escondes que son versos de otro
Los que agrietan mi espalda de barro, los que arañan
tu silueta pixelada tras la vidriera metal y el alquitrán,
que de pálpito sólo me dejo esta quietud de sombra sobre cirio
sólo femenina esbeltez por las garras adireccionales de tu ardida picadura,
sólo tacones de rendición rabiosa que devastan y tiñen mis tobillos,
Nada resta de ti, salvo tú, desfigurado en este frente a frente post mórtem,
Nada tras la calada que abrasa, el sorbo empachado que tirita,
Únicamente el tic en la pierna esperando el tac
Y, otra vez, la dignidad y el valor en los posos
otra vez, amantes de tumulto funerario,
–pierde quien se levante primero-…
otra vez, “no me dejes, te perdono”,
tac, “no me pidas eso”,
otra vez, tic).