sábado, 16 de marzo de 2013

He soñado un poema, de Fernando Serrano

He soñado un poema es el libro con el que el poeta de Fernán Núñez Fernando Serrano ha ganado XXXII premio de poesía Odón Betanzos Palacios.  Como bien dice el jurado, es un libro que emana con forma de monólogo en el que más que decir se evocan sensaciones que van del tacto a las entrañas. Y más adelante dice: Un monólogo en el que el autor busca siempre esa mano, esa chispa que hace nacer la inspiración que la pluma convierte en poema. Esa eterna búsqueda en la que el amor se confunde con la palabra, con el verso y en definitiva con el poema. Todo ello con un lenguaje sencillo y cercano que nos hace acompasar su caminar en busca de ese faro, esa estrella, ese sueño del que intenta huir, pero que siempre le persigue y que espera le conduzca hasta la belleza plena, esa que siempre guió y guiará su voz.
Fernando Serrano es un poeta que en este poemario busca arraigarse en la luz que le descubra los caminos que tienen el estado de lo nuevo y trascendente. Son estos poemas la lucidez que buscan la calma del espíritu, la comprensión de sí mismo y de todo aquello que lo rodea. Es la etapa de las respuestas a sus eternas preguntas, el momento al fin de darse cuenta qué es lo importante y perseguirlo. Es al mismo tiempo el poemario del abandono a otra realidad que lo comunica mucho más con su propio interior y que le da más satisfacciones. El horizonte es su meta desde un presente de sabiduría. El amor, la belleza, los recuerdos, la duda de no saber nunca quiénes seremos y si podremos o no reconocernos, pero al fin está lo que importa, es decir, el devenir que viene y al que hay que recibirle con la impronta de la verdad. Estamos ante un monólogo de helio en el que durante su lectura se flota en la calma de saber que respiramos el mantra de un hermoso sueño.
Les dejamos con un par de poemas del libro.
 
Y un día al fin comprendes
que las palabras son
las que mueven el mundo,
las que cambian el mundo,
las que hunden el mundo.
Y te aferras a ellas
y dejas sobre el blanco
esos signos que un día
te harán saber, creer
que el hombre es lo que importa
y la amistad.
Tan sólo eso.
                      Lo demás,
jeroglíficos que alguien
dibuja en la arena
suave de la playa.
 
 
 
Van pasando los días, vas creciendo
y tus ojos
encuentran más respuestas
a tu eterna pregunta.
Pero aún no comprendes
el porqué
de tanto interrogante.
Y te aferras al débil
corazón de la tierra.
Ella si te conoce,
ella sabe tu nombre,
tu origen,
tu destino,
y el porqué de tus dudas.
 
 
  

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