lunes, 20 de mayo de 2013

Entrevista a Matilde Cabello




FSM.- Matilde, en 1991 publicaste tu primer libro de poemas titulado El fruto de  aljamía, ¿qué es este libro y qué significó para ti entrar en la nómina de poetas que rápidamente comenzaron a tener en Córdoba un prestigio?
MC.-  Es el prólogo a las dos vertientes que tomaría mi poesía: al-Ándalus y la infancia en los 60. Cuando se publicó ya había sido premiado un año antes en Baena, entre otros, por Vicente Núñez a quien le pareció original y profundo; desde un primer momento se interesó vivamente por aquel libro y por lo inédito. De ahí nació nuestro cariño mutuo y mi profunda veneración por obras como Ocaso en Poley que ya citaba en mis poemarios. Poco después, la crítica de  Guillermo Carnero en el mismo sentido, cuando me otorgó el Mario López, también fue decisiva en esa consideración de la que hablas. Desde luego nada hubiera sido posible sin el ánimo y la ayuda de mi maestra, Juana Castro, que rompió con toda mi timidez y miedo a publicar. Fue decisiva para mí.
FSM.-  Más tarde publicaste Las teas de la tarde, Azul reflejo, Tres cantos para un niño oscuro, La tierra oscura, y todos ellos avalados por premios como el Luis Carrillo de Sotomayor, el Mario López o el Rosalía de Castro. ¿Con qué libro o libros te sientes más identificada o satisfecha y por qué?
MC.- Todos tienen una razón y marcan una evolución. Concibo la poesía como un ejercicio de introspección sincero, nunca como oficio,  trampolín o producto curricular. ¿Satisfecha, dices? Si me guío por los poemas que sigo leyendo con placer, quizá La tierra oscura, el último publicado, que es decir infancia; esa forma peculiar de mirar la infancia que ya estaba en los anteriores y, hasta me atrevo a decir que ha tenido un cierto poder de influencia en la poesía femenina cordobesa posterior. Pero eso lo dirá el tiempo, si alguien tiene ganas de analizarlo un día. También me ha ilusionado mucho una antología publicada en 2012 (La isla de Siltolá, Sevilla): Poesía de la Luz. Poetas de Puerto Real, mi pueblo donde siempre han estado atentos a lo que escribo.
FSM.- ¿Cómo fue ese cauce que te llevó a ser una poeta en activo?
MC.- Si por activo se entiende  publicar, fue casual como decía antes. Si activa es escribir, lo soy desde que tengo memoria de mí misma. La poesía, superada la etapa pre y adolescente, ha sido intermitente, con largos espacios de silencio y otros, aún más largos, de convalecencia. Siempre tengo poemarios inéditos, sin prisa por publicarlos; me da pereza todo lo que de “requisitos” extra poéticos implica; de ahí que se me puede considerar eso que llaman “poeta tardía”, no por actividad sino en la publicación.
 FSM.- ¿Qué te ha dado la poesía?
MC.-  Su lectura me ha permitido el acercamiento a autores imprescindibles para alimentar ese “ser-ahí” de Heidegger o lo que Aristóteles llamaba psyche; su escritura me ha dado  la herramienta imprescindible para ese “conócete a ti mismo” que aconsejaban los sabios griegos. Me ha ahorrado consultas de psicólogos, sensaciones de soledad o aburrimiento; me ha dado amigos, algún enemigo, algunas respuestas. Como escritora, todo. En mi opinión, si se sabe escribir poesía (auténticos versos, digo) lo demás es “hacer ganchillo”, que decía Vicente cuando escribía sonetos. A nivel profesional, cuando la noticia del primer premio llegó al diario Córdoba, asociaron mi nombre con el de la muchacha que  enviaba artículos y de ahí vino la propuesta y el compromiso de convertirme  en columnista, corresponsal, reportera…en la “todo terreno” que dicen mis directores, y han pasado ya 23 años ininterrumpidos desde entonces. 
FSM.-  No solo has cultivado la poesía, sino que también has escrito narrativa con dos importantes libros como Wallada. La última luna, publicada por la editorial Almuzara. Y El libro de las parturientas publicado por la editorial Puntoreklamo. ¿Podrías hablarnos de estas dos novelas?
MC.- En Wallada me planteaba dos  retos: romper con el silencio que, salvo tópicos y pseudo- fantasías “moras”, se cernía sobre ella y estructurarlo en prosa poética y verso, justamente en el estilo de El collar de la paloma de Ibn Hazm, ejemplo de lo que podríamos llamar la “reválida” de los poetas andalusíes. En mi opinión logré el propósito. Fue la primera biografía de Wallada y marcó su perfil; desveló, entre otros, sus rasgos físicos, opuestos a los que, hasta entonces, le atribuían los artículos y opúsculos sobre ella. Todo lo que dice el análisis en profundidad de la poesía de ambos. Desde las primeras ediciones en español (Ahora 2000 y Almuzara 2005) hasta la última en italiano (Castelvecchi, Roma 2011), es un libro que se vende solo, como auspició Pimentel cuando me propuso una segunda edición en su editorial y, efectivamente, me ha llevado a Cuba, EE.UU. o Italia; se ha analizado en las aulas de la Universidad de Albany (Nueva York) y en algunas francesas. Él sólo, sin más tarjeta de presentación ni gestión que el libro mismo. Se gestó durante un quinquenio de lecturas de crónicas, poesía andalusí, ensayos y manuales de Historia, facilitados muchos de ellos por  Feliciano Delgado, entonces compañero de páginas en el diario local; sin embargo, el archivo de El libro de  las parturientas es mi propia memoria y mis paisajes sentimentales recubriendo  la historia de Salud. Es de lectura y elaboración más fácil, muy cercano y va ya por la 2ª edición. Tiene la peculiaridad de gustar por igual a los alumnos de las escuelas de adultos (donde tiene un público numerosísimo e incondicional), como a los lectores más “curtidos” en novela y ensayo. La editorial El Páramo (Puntoreklamo) cuida mucho las ediciones y a sus autores; quienes hemos sufrido el caudillismo cultural y sectario de los años 80-90 en Córdoba, sabemos que tenerlos es un lujo para esta ciudad.   
FSM.- Volviendo a la poesía. ¿Podrías darnos una definición de lo que es para ti poesía?
MC.-   Para mí es una forma de sentir, expresar y padecer la vida; una manera de revelarme frente a lo que no comprendo, de despejar una duda existencial a cambio de asumir millones más. Es un estado de ánimo y una actitud ante la vida que cada día me obliga a replegarme más, a “endiliarme” lejos de todo lo que no se parece a la poesía, para plegarme al capricho de “la ramera” (y de nuevo cito a Vicente). Cuando este caos en el  que nos sumerge cristaliza en la estética, es poesía. Lo demás es prosa o pretensión.
FSM.- También  eres columnista del periódico El Día de Córdoba, guionista y presentadora de TVM, ¿qué te aportan estas actividades en tu tarea como escritora?
MC.-  A Córdoba, a su historia, a su cultura, a su patrimonio y sobre todo a sus gentes,   he dedicado el cien por cien de mi trabajo profesional y literario, tanto en los medios de comunicación como en narrativa y en poesía. Estos 23 años ininterrumpidos, a pie de calle, en hemerotecas y bibliotecas, me han proporcionado como es lógico, un profundo conocimiento de Córdoba. Los reportajes de Así somos en la TVM,  por poner un ejemplo, están escritos calle a calle y paso a paso, tras consultar la bibliografía correspondiente. Y tenemos más de 1.000 emisiones, sin mencionar las más de 2.000 publicaciones sólo de reportajes en prensa o las guías sobre la ciudad dentro y fuera de El Día de Córdoba.  Esa riqueza está ahí y aflora, como es natural, tanto en la forma como en el fondo de lo que escribo. No creo que se pueda escribir (bien, digo) de lo que no se conoce ni se siente; cuando se hace desde el sentir de otro, siempre se percibe como un  mal plagio. De ahí el cariño que percibo, me siento muy querida en Córdoba;  porque esta ciudad sigue siendo discreta, como la vio Baroja, y excesivamente educada, pero también tremendamente sensible e intuitiva. No se la engaña aunque calle.
FSM.- También perteneces al Colectivo abierto de poetas cordobesas. ¿Cómo crees que está la situación de las igualdades entre los hombres y las mujeres en este momento?
MC.-  El Colectivo abierto de poetas fue una iniciativa de Juana Castro que creamos apoyadas por las mujeres de la UCO, María José Porro entre ellas. Estos dos nombres son, en mi opinión, un garante del espíritu que lo impulsó. Uno de los objetivos era dar “visibilidad”, que se dice ahora, a mujeres silenciadas y abrir las puertas a nuevos valores. Antes y después del tiempo en que me tocó presidirlo, consolidamos iniciativas muy interesantes. Respecto a la igualdad, opino que,  a pesar de los avances, sigue existiendo una barrera alzada por distintos factores: por cierto estereotipo  de mujeres en publicidad, cine o medios de comunicación; por la incapacidad de nuestras representantes políticas de crear posturas realmente femeninas, en lugar de sumarse a lo que hay y, desde luego, no se logrará el principio de igualdad mientras no rompamos con ese concepto altomedieval del atractivo físico como arma para situarnos.
FSM.- ¿Cómo ves el panorama de la poesía en Córdoba en este comienzo del siglo XXI? 
MC.- Como he comentado tantas veces, Córdoba es la única ciudad que puede presumir de tener cinco generaciones de poetas vivos. Aquí la poesía ha sido, desde el siglo X que yo haya constatado, un valor reconocido; somos una ciudad de poetas. Cántico nos dejó (y afortunadamente seguimos teniendo a Pablo),  una buena nómina y dos o tres voces grandes; lo mismo empieza a suceder ya con la generación que conocí en los 80 entre los que tenemos, tanto en ellas como en ellos, referentes nacionales e internacionales. Opino que estamos en tiempo de reconocer a esas y esos poetas. Pero sabemos que, en poesía –salvo alguna excepción-,  nunca se conoce la gloria porque cuando te la otorgan estás muerto o te han matado lentamente. De las generaciones más novísimas, es pronto para saber; lo que percibo lo expresa suficientemente esta reflexión de Séneca a Lucilio: “Sobre los que buscan la sabiduría:
Pitágoras obligaba a sus discípulos a cinco años de silencio. ¿Creéis que les permitiría hablar y pronunciar elogios desde el primerda? ¡Qué locura la del filósofo que se regocija de los aplausos que le tributan los ignorantes después de oírle el primer día! ¿Qué satisfacción puede recibir de las alabanzas de gentes a quienes no puede alabar él?”
FSM.- Para finalizar quiero agradecerte tu colaboración en Paraninfo Poético y pedirte que nos dejes aquí un poema y nos digas por qué lo has elegido. Muchas gracias.
MC.-   Es la primera sensación, el primer poema que anoté en mi cuaderno cuando me autoexilié a Extremadura, tras 20 años de ausencia. Allí escribí Cenizas de otro Sur y La tierra oscura y éste es el principio.
Si vuelves no preguntes.
            Si vuelves, ve en silencio a buscar tu paisaje.
            Verás que te responde.
Y no preguntes.
Calla.
 

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